¿Contrato?.

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Después de haberse graduado y de cobrar la indemnización por las fotos, recibió el último regalo por parte de sus abuelos, un departamento bastante amplió en una zona segura además de que no estaba muy lejos del centro, aunque Marcia no quiso acep...

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Después de haberse graduado y de cobrar la indemnización por las fotos, recibió el último regalo por parte de sus abuelos, un departamento bastante amplió en una zona segura además de que no estaba muy lejos del centro, aunque Marcia no quiso aceptarlo al principio pues alegaba que no le pertenecía sus abuelos insistieron tanto que no le quedó de otra, también le ofrecieron darles su decoradora favorita pero Marcia quería escoger sus muebles, ya que el departamento había sido un regalo quería darle su toque en cada espacio.

Por ahora lo único que tenía su departamento era una cama y la ropa toda acomodada, sus muebles empezarían a llegar pronto, así como algunos detalles como cuadros, jarrones y las cosas para la cocina, sitio qué se había encargado de remodelar ni bien pudo ingresar al departamento, consiguió un papel tapiz especial para esa área, quería tener la ilusión de unas baldosas estilo ladrillo blancas pero tenerlas realmente implicaban demasiado trabajo además de tiempo, lo único que hizo fue medir sus paredes, luego con ayuda de Lucrecia y Mariana colocaron el tapiz.

Lucrecia había sido de gran ayuda a la hora de buscar alfombras, cortinas, plantas y un sin fin de cosas más, se podría decir que tenía un talento natural en esto del diseño, aunque está vez sólo le entregó las mejores tiendas a Marcia dejando que ella decidiera colores, formas y demás. Porque cuando trato de meterse hubo una pequeña pelea que casi termina con ambas pegandose con cojines para la sala, dejando de lado todo lo que implica amueblar un departamento.

Marcia había recibido una llamada de Dario, su antiguo jefe, le había pedido que se pasará por la oficina el lunes a primera hora, la verdad no entendía porqué y tampoco le habían adelantado el motivo para esa reunión, sin embargo ella asistió, su estilo había cambiado bastante desde que piso la corte por primera vez, ahora entendía porque Lucrecia se sentía tan empoderada todo el tiempo. Aunque usaba más escotes trataba de disimularlos con esas prendas llamadas "segunda piel" y encima algún saco qué la hiciera ver mucho más elegante.

Las faldas se habían vuelto su nuevo gusto culposo también, tenía cortas, largas, medianas ¡Uy nombre! De todos los diseños posibles pero esta vez se decidió por una mediana de un azul oscuro, unas botas que la dejaban más estilizada y el saco en caso de que se viera muy "vulgar" para la reunión. Espero a Dario por un par de minutos en la sala de juntas como lo habían acordado pero este seguía sin aparecer, comenzaba a ponerse un tanto nerviosa pues sus muebles llegaban precisamente hoy y no tenía idea del horario en que estarían en el edificio.






– Lamento la tardanza — se disculpo Javier, dueño del Bufete — Le pedí a Dario que me cediera la reunión ya que quería conocerte bien — sonríe extendiendole la mano — Mucho gusto, Javier Lombardo

– Mucho gusto señor — la estrecha — Marcia Cisneros

– Siéntate por favor — indica haciendo lo mismo — He oído muchas cosas de ti... ¿Puedo tutearla?

– Claro, espero que hayan sido cosas buenas

– Dario dijo que te desempeñaste muy bien esas dos semanas de práctica, incluso te encargaste de las labores de tu compañero

– Es que no podía dejar que alguien más se adjudicara ese trabajo además del que ya tenían, he visto que en este despacho todos tienen mil cosas por hacer a la vez y quise ayudar

– Es muy noble de tu parte... He sabido que Lucrecia, mi hija, y tú se han vuelto muy cercanas, déjame decirte que eso es algo inusual, ella no suele mezclar trabajo con amistad y si te la ganaste es porque algo especial tienes — abre la carpeta

– No sé si especial pero acepto el cumplido

– Me alegra, bien Marcia, sé que te graduaste apenas hace como dos semanas pero también sé que fuiste la mejor de tu grupo — la encara — Te graduaste con honores y tu desempeño en la corte cuando te asignamos ese caso pro bono fue impecable, es por eso que le pedí a Dario que organizará está reunión — le entrega la carpeta — No sé si sepas pero tenemos una vacante, necesitamos un abogado criminalista y como vienes ampliamente recomendada, quiero ofrecerte ese puesto de inmediato

– ¿A mi? — frunce el ceño revisando el contrato — Pero aún no adquiero experiencia

– Eso lo sé, sin embargo eres rápida, inteligente y tienes la fuerza necesaria para estar en la corte, creo que con un poco de ayuda podrías adecuarte al ritmo que todos llevamos en este Bufete, no dudo que te convertirás en una excelente abogada criminalista — le extiende la pluma — Entonces ¿Aceptas el puesto?

– En caso de aceptar ¿Cuándo inicio?

– Mañana mismo, nuestro antiguo abogado será como tu "mentor". Él va a guiarte por un par de semanas, de hecho tomaras su antigua carpeta de clientes pero creo que es cuestión de tiempo para que consigas los tuyos propios, espero que aceptes, tienes un futuro brillante Marcia






Para no presionarla más decidió dejarla sola para que pudiera estudiar el contrato con calma, aunque todo esto parecía una locura no estaba dispuesta a desperdiciar una oportunidad tan grande, este era uno de los mejores Bufetes de abogados, entrar aquí es complicado y ella tendría la oportunidad de ir creciendo aquí mismo, definitivamente era una experiencia que no podía dejar que pasara de largo. Analizó los horarios que le tocaban junto con miles de cosas más que nos da hueva explicar y simplemente firmó, tomo la carpeta para dirigirse a la oficina de Dario pues era él quien se encargaba de todo esto.

Después de explicarle más o menos lo del mentor, se dieron un apretón de manos y eso fue todos, ya estaba dentro. Como sabía que Lucrecia estaba a la expectativa, la fue a visitar a su oficina, la pobre no daba más de la incertidumbre que ni bien la vio, lanzó las dos preguntas que le carcomian el cerebro.






– ¿Qué quería Dario? ¿Te dio el puesto?

– Ah, osea que tú ya sabías — cruza los brazos

– Bueno, algo oí de eso ¡Pero dime! ¿Te dieron el puesto? ¿Seremos vecinas otra vez? Bueno taaan "vecinas" lo que se dice vecinas no eramos pero ¿Volverás a la firma?

– Lucrecia, respira por favor, creo que te podría dar un infarto

– ¡Un infarto me va a dar si no respondes! ¿Te lo dieron o no?

– Si — sonríe — ¡Me dieron el puesto!

– ¡Ay Jesús del huerto! — suspira exageradamente yendo a darle un abrazo — Menos mal, sino iría a reclamarles, eres una abogada tremenda

– Supe también que estuviste hablándole de mí a tu padre — ríe aceptando el abrazo — Tu propaganda gratuita valió la pena

– ¿Quién te dijo a ti que era gratis? — se separa tomándola de los hombros — Me debes una salida, mínimo llévame a beber por dejarme sufrir tanto tiempo, maldita — niega chasqueando la lengua

– Prometo llevarte a un bar bonito, pero será dentro de una semana o dos que ahora me debo enfocar en acomodar mis muebles y en aprender rápido porque hasta mentor y todo me pusieron

– ¿Mentor? Entonces Ricardo vuelve eh, es un viejito simpático, seguro te llevas bien con él — camina a su escritorio — Y hablando de muebles ¿Cuándo llegan?

– Hoy, de hecho debería irme, no sé en que horario llegaran así que debo estar en el departamento

– Saliendo de aquí, voy y te echo una mano, ve a comprar alcohol, no importa si es vino, vodka o mezcal pero debe ser alcohol porque vamos a celebrar que volviste ¡Este sitio era completamente aburrido sin ti!

– Creí que seguirías molestando a Esteban para divertirte — ríe caminando a la puerta

– Y lo hice pero ya hasta es tedioso, bueno vete con cuidado y no olvides el alcohol — advierte colocandose sus gafas de lectura

– No lo olvidaré — sonríe lanzandole dos besos — Nos vemos 

Etéreo Where stories live. Discover now