Parada Obligatoria.

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– Habrán reglas — dice mientras mira la carretera

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– Habrán reglas — dice mientras mira la carretera

– No puedo analizar este expediente si hablas tanto

– La regla número uno es que cualquier cosa que sientas me lo vas a decir ¿Está bien? Así sea acidez

– No tuve acidez en todo el embarazo Esteban

– Bueno pero si ocurre, me lo dirás

– De acuerdo, te diré ¿Y la siguiente cual es?

– La número dos, estarás cerca de mi todo el tiempo, nada de alejarte

– Bien, siempre cerca ¿Algo más?

– Marcia esto es serio

– Cielo no va a pasar nada

– La tercera es que no harás nada estúpido o arriesgado, porque a menudo metes la cuchara más de la cuenta

– Me difama Don Preocupon — ríe

– Prometelo

– Lo prometo ¿Ahora si puedo analizar el expediente?

– Puedes — confirma con la cabeza





Luego de unos minutos, Esteban la observaba de reojo, así sea que Marcia nada más se acomodaba en el asiento o se rascaba la punta de la nariz, ahí estaba él viéndola como un halcón.





– Siento algo

– ¿Ella ya viene?

– Siento... Siento mucha incomodidad — lo encara — Deja de verme como si fuera animal de Zoológico

– ¡No hagas eso!

– Dijiste que te dijera todo lo que sienta ¿No? Bueno eso es lo que siento

– Me refería a dolor, nauseas o que la niña se te sale

– Siento otra cosa más

– Amor

– No en serio, siento hambre

– ¿Hambre? ¿Cómo de que?

– De algo dulce — revisa en su bolso — Creo que escondí unas galletitas aquí

– Mi amor, por eso tu bolso siempre está sucio

– Bueno pero es que sino ¿Dónde las escondo? Los bolsos se hicieron para meter cosas, pues yo ocupo guardar comida... Carajo, están en el otro bolso

– Más adelante hay una estación de servicio

– Pero yo quería esas galletitas, eran las que tienen relleno de chocolate natural y trozos de almendras

– ¿Las que me hiciste probar la otra vez?

– Si, me las mandan desde Oaxaca — hace un puchero

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