Cena.

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Para cuando llegó la hora de la salida Marcia trato de juntar sus cosas lo más rápido posible y así irse a casa con la esperanza de no toparse con Esteban, claro que no contaba con que nada más necesitaba levantar la mirada para verlo parado frent...

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Para cuando llegó la hora de la salida Marcia trato de juntar sus cosas lo más rápido posible y así irse a casa con la esperanza de no toparse con Esteban, claro que no contaba con que nada más necesitaba levantar la mirada para verlo parado frente a su escritorio.



– ¿Podemos hablar?

– Es que ya voy de salida

– Marcia vivimos en el mismo edificio, podemos hablar un poco mientras vamos al estacionamiento

– Mejor no — trata de pasar

– ¿Y por qué no? — se le pone enfrente

– Esteban, tengo prisa por favor ahora no

– Estás nerviosa — sonríe

– Por supuesto que no, ahora por favor a un lado, tengo un par de cosas que hacer antes de ir a la cena

– Marcia... — se animo a tomarla por la cintura

– No es correcto

– ¿Ah no? ¿Y eso por qué?

– Deja de hacerme tantas preguntas — toma aire viéndole la boca — No es correcto y punto, ahora por favor sueltame

– Anoche...

– Anoche estábamos ebrios y yo me sentía sola — apoya las manos sobre su pecho cuando la acerca a su cuerpo — Basta

– Ambos la estábamos pasando muy bien, no veo como eso puede ser incorrecto — se inclina lo suficiente para hundir el rostro entre su hombro y cuello




Aquella acción hizo a Marcia cerrar los ojos, luchaba con la vocecita de su conciencia que le gritaba una y otra vez "CORRE PERRA CORREEEEE". Pero parecía que sus tacones se habían pegado al piso de su oficina, evitandole la posibilidad de alejarse, en especial cuando sintió sus manos recorrerle por la cintura hasta bajar a sus muslos, la levantó lo suficiente para sentarla sobre el escritorio aprovechando de paso para meterse entre sus piernas.




– Es una suerte que bajaras las persianas para no verme — besa su cuello — Sino ahora tendríamos público

– Ay cállate por favor — enreda las piernas en sus caderas — Cuánto más hablas, más me convenzo de que esta mal

– ¿Y si te beso? — apoya los brazos sobre el escritorio

– Es una excelente idea...




Antes de que pudiera decir algo más se abalanzó a su boca iniciando un beso bastante pasional, tanto que nuevamente sus manos tenían la urgencia de tocarse, para cuando se separaron por un poco de aire Esteban volvía a dejar besos sobre su cuello mientras sentía como le jalaba del cabello levemente para guiarlo en los puntos donde recibía más placer; con algo de torpeza debido a la posición en la que estaban, tomo el zipper del vestido deslizandolo en dirección contraria dejando expuesta la espalda de Marcia.

Etéreo Where stories live. Discover now