Una Ternurita.

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Y si a Marcia le toco ser paciente por hora y media, le habían aplicado un calmante ya que seguía bastante alterada, de apoco su presión volvió a estabilizarse, Esteban intento hacer que comiera pero no logro más que se tomará un poco de jugo, rec...

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Y si a Marcia le toco ser paciente por hora y media, le habían aplicado un calmante ya que seguía bastante alterada, de apoco su presión volvió a estabilizarse, Esteban intento hacer que comiera pero no logro más que se tomará un poco de jugo, recibió una transfusión sanguínea por lo que iba a estar mareada, sin mencionar que no había comido nada sustancioso realmente apesar de que pasaba del mediodía, por supuesto los niños todavía no estaban enterados de que Lucía había nacido por fin, sin embargo los abuelos de Marcia, Inés e incluso Javier ya estaban enterados de toda la situación.

Lucrecia le toco que ir a casa de ambos para poder conseguir el bolso que prepararon con sus cambios de ropa, Esteban tuvo que cambiarse a la pijama de los enfermeros ya que su traje tenía en principio sangre que estaba sobre la pequeña [cosa que no era mucha] pero después de que Marcia expulsara la placenta es que todo se complico, comenzó a perder sangre y al tratar de ayudar pues obviamente se mancho, lo impresionante es que en ese momento no se desmayo, tal vez le gano el miedo que sentía por perder a su esposa o el universo se apiado de Marcia. Pasado de aquel tiempo eterno que tuvieron que esperar por fin una enfermera apareció con la pequeña Lucía.

Supieron que era ella porque estaba llorando desde antes de que abrieran la puerta, la enfermera acercó la cuna a la camilla antes de tomar a la bebé en brazos y entregársela a Marcia que le habían vuelto a temblar las manos por los nervios pero ni bien tuvo a ese pequeño cuerpecito sobre sus brazos, cualquier nervio o angustia desapareció, escucharla lloras, notar lo rosita que estaba y la forma en que apretaba los puñitos para dar a entender que iba en serio con su berrinche hizo que prensara una leve sonrisa, esta era su bebé y todo apuntaba a que era sana como todos los otros bebés.






– Es tan pequeñita — sonríe Esteban acercándose — ¿Quieres que te suelte la bata mi amor?

– Los dos nudos por favor ¿Qué paso mi cielo? ¿También te asustaste por que desaparecimos?






Luego de bajarse la bata y de soltar un lado de su sosten porque si, se lo había quedado puesto después de todo lo que había pasado, con ayuda de Esteban se higienizo y probó darle pecho, de hecho fue muy sencillo que lo aceptará debido a que la chiquita tenía hambre, ese era el gran motivo de su berrinche.






– Me parece que eso era justo lo que quería — besa la mejilla de Marcia — ¿Tú estás bien, Linda?

– Tengo muchas emociones encontradas... Pero si — vuelve a sonreír — Me alivia mucho verla bien

– Mi amor — la abraza de lado — Te dije que la estaban cuidando bien, lo de tenerla en observación fue una formalidad nada más

– Si pero la última vez que la vi, tenía cables sobre su pechito... Fue horrible

– Lo sé para mi también fue horrible — vuelve a besar su mejilla — Pero no puedo imaginar lo que habrá sido para ti

– Ya no importa... Ella está bien, está aquí con nosotros y de una vez voy avisando que no la van a regresar a los cuneros

Etéreo Where stories live. Discover now