Compras.

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Como era de esperarse debieron atrasar un par de días lo de ir a la tienda, de todos modos las rebajas se conservaban hasta por dos semanas

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Como era de esperarse debieron atrasar un par de días lo de ir a la tienda, de todos modos las rebajas se conservaban hasta por dos semanas. Marcia había estado ocupada adiestrando al abogado que llevaría sus casos durante su ausencia por maternidad, aunque no iba a pasar tanto tiempo alejada del trabajo, aún así necesitaba de alguien que se encargará de hacer las visitas en prisión, representar al cliente en la corte y cosas así, ella estaría trabajando desde casa por supuesto y su reemplazo era nada más que Iñaki.

Algo que no le gustó mucho a Esteban dado que no confiaba en ese tipo, pero como tenía prohibido meterse en todo lo que respectaba el trabajo de Marcia, tuvo que cerrar la boca, además pronto no tendría que verlo, sólo debía esperar a que el bebé decidiera llegar al mundo y ya no faltaba tanto para ello. En fin, aprovechando que Hugo estaría al cuidado de Esperancita, nuestra feliz pareja se reunió con Inés, Lucrecia y las abuelas porque si, la abuela de Marcia ya se encontraba en la ciudad, ella no iba a perderse el nacimiento de su bisnieto.




– ¿Tienen una lista de lo que hace falta?

– Ay Inés, claro que si, yo misma se las hice a estos dos, porque sino se compraría todo doble — busca en su teléfono

– Tener una hermana que es en extremo organizada, tiene sus ventajas — se burlo Esteban

– Adelante, burlate pero con esto te acabo de salvar el culo, apuesto que tú no tienes idea de lo que le falta al niño

– Me difamas, claro que sé que falta

– A ver, nombra una cosa — lo reta con la mirada

– Pañales

– ¡Weck! Fallaste

– ¿¡Cómo que falle!? Siempre se necesitan pañales

– Las únicas personas que lo necesitan son los que no se preparan

– Cielo, Lucrecia y yo fuimos a comprar pañales hace unos días ¿No recuerdas? Llegamos a la casa con unas bolsas grandes

– ¿Entonces le faltan toallitas húmedas?

– También compramos ese día, junto con el talco y la cremita para que no se roce sus nalguitas — ríe negando Lucrecia — Pobres nalguitas de bebé

– Bueno niños hay que ponerse serios — llamo la atención Doña Auria — Tenemos un bebé que va a llegar cuanto antes, así que empecemos a revisar los pasillos y a escoger lo que nos vamos a llevar, si es ropita hay que lavarla cuanto antes porque cuando el bebé llegue, va ocupar mucha y ustedes no tendrán tiempo de ponerla a lavar

– Eso es muy cierto — concordó Ericka, la abuela de Esteban — Lo mejor es que vayan pensando en contratar a alguien para que los ayude con la limpieza porque su energía se va a ir entera en ese bebé y el otro que ya tienen

– De hecho ya hemos estado en eso — empujó el carrito Marcia — Creo que ya tenemos quien nos ayude a partir de los próximos días, porque nos turnabamos para hacer la limpieza, sólo que ahora ya casi no puedo hacer nada porque él no me deja

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