Ansiosos.

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Después de haber sacado a Lucrecia de la comisaría y de regañarla por hacer tal pendejada en plena vía pública, Marcia se enfoco en tramitar todo lo necesario junto a Manolo para que la maldita orden de alejamiento fuera levantada, era más por seg...

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Después de haber sacado a Lucrecia de la comisaría y de regañarla por hacer tal pendejada en plena vía pública, Marcia se enfoco en tramitar todo lo necesario junto a Manolo para que la maldita orden de alejamiento fuera levantada, era más por seguridad de Paula que por otra cosa pues ya sabemos que Lucrecia no sufrió ningún daño más que algunos arañazos pero nada grave. Además se mataban dos pájaros de un tiro, Paula lejos de su familia y Lucrecia no perdería su credibilidad como abogada, todos contentos bueno salvo Paula pero eso a nadie le importa.

Por supuesto que ella intento negociar con Esteban, creía que todavía tenía cierto "poder" sobre él pero la realidad es que no pudo ser más ignorada, sin mencionar que todo el descontento, furia y decepción de Esteban le pego en la cara en forma de actitud claro, ya sabemos que el único golpe que podría Esteban es a su dedo chico del pie contra algún mueble. En fin Paula ya no volvió a ir a la firma por obvias razones y Lucrecia prometió no acercarsele; fueron unos buenos tres meses de paz pues hasta Ivanna se encontraba fuera de sus vidas por orden de Esteban; los niños estaban cada vez más emocionados pues ya nada más faltaban unas dos semanas para conocer a su hermanita.

El cuarto de la pequeña estaba listo, los abuelos de Marcia se estaban quedando con ellos en la casa para servir de apoyo en cuanto la bebé llegará, mientras que ella trataba de huir de Esteban a toda costa, aunque lo amaba mucho, ya estaba harta de sus nervios de futuro papá. Todo el tiempo metiéndose en sus labores en casa con la excusa de "Tienes que descansar" o "Vas a lastimarte mi amor". Aunque en su embarazo anterior si se encontraba cansada por el peso de la panza, sin mencionar que lidiaba con algunas náuseas ocasionales y el ya no poder dormir; esta vez había sido todo muy diferente, no se sentía tan cansada, tampoco le estaba costando dormir y no había náuseas.

Eso si, tenía muchos antojos a todas horas, apesar de que algunos los podía ignorar por un rato o hasta olvidar, los que llegaban en la madrugada o durante la media mañana le resultaban imposibles, varias veces le toco bajar a la cocina para hacer una combinación un tanto dudosa pero que de milagro lograba quedarse en su estómago, aunque no siempre eran antojos raros o directos como aquella vez que sabía exactamente de donde quería los tacos y a Esteban le toco salir por ellos a las tres de la mañana. Esta había sido una noche tranquila, acostó a los niños como siempre acompañada de Esteban porque no quería que se esforzara de más.






– Bueno ahora si, cada uno en su cama — besa la cabeza de Hugo — Que es tarde y mañana es lunes, hay clases

– Mami no — se queja Rafa — Hay que leerle otro cuento a Lu

– Lu ya está dormida — ríe — Ella también se debe despertar temprano

– Porque va contigo a trabajar ¿Verdad ma? — se pasa a su cama

– Copien a su hermanita y cierren los ojos — se acerca Esteban para arropar a Hugo — Y tener lindos sueños

– Mami ¿Cuánto falta para que Lu salga de tu panza? — abraza su vientre — Lleva mucho tiempo ahí

Etéreo Where stories live. Discover now