¡SORPRESA!

5.6K 263 63
                                    

-¡Hoy tenemos a una invitada especial! -Gritó el Dj de la discoteca. 

Hoy por fin logré juntar a Paula y Júlia para que se conocieran y que mejor manera que saliendo de fiesta. 

-Creo que se refiere a ti. -Júlia me miraba. 

-¿A mí? -Dije extrañada. 

Unos guardias vinieron hacia nosotras y nos llevaron a dónde el chico. 

-¡Esta va por Martina! -Toda la disco gritó. 

Empezó a sonar Wanda del disco de Quevedo. 

Me tapé la cara riendo por el momento que estaba pasando. 

Quevedo y yo aún no nos habíamos visto en persona, pero ya llevábamos varias semanas hablándonos, no solo por texto si no por vídeo llamada también y interactuando por redes, internet estaba a petar de comentarios relacionados a una supuesta relación entre nosotros, tanto positivos como negativos, claro. 

-¿Sabes manejarlo? -Señaló a su mesa de DJ y yo negué. -Mejor, más divertido. -Me puso sus cascos. -Diviértete. 

Hice movimientos raros con los botones y las palanquitas, no sonaba muy bien así que decidí devolverle los cascos a su dueño y dedicarme solo a bailar y cantar con mis amigas. 

La noche acabó para nosotras bastante más tarde de lo que pensábamos. 

7 de la mañana y yo apenas acabo de llegar a mi casa. 

Estaba reventada, ni si quiera me desmaquillé. Me quité el vestido y me puse una sudadera por encima y me metí en la cama. 

Caí K.O.

Picaban a mi puerta. 

-¿Aún estás dormida? -Javi entró a mi habitación al ver que no hubo respuesta por mi parte. 

-¿Qué hora es? - Solté un gruñido cuando subió la persiana y un rayo de luz entró por la ventana. 

-Casi las 2 de la tarde. 

-¿Ya? Joder. -Me tapé la cara con la manta. -Parece que he dormido cinco minutos, déjame acabar mis ocho horitas de sueño. 

-Haz lo que quieras, pero hay alguien abajo preguntando por ti. -Me destapé. 

-¿Quién? 

-Baja y lo verás. -Se marchó. 

Como se suele decir, la curiosidad mató al gato. 

Me levanté de la cama busqué unos pantalones de chándal para ponerme y me recogí el pelo en un cutre moño y salí. 

Bajé las escaleras. 

-No puede ser. -Dije al verle allí, sentado con mis hermanos en el comedor. 

Me di media vuelta y subí a mi habitación corriendo muerta de la vergüenza por las pintas que llevaba. 

Me metí a mi baño a ver si podía arreglar el desastre que tenía en la cara y en general en toda yo. 

Picaban de nuevo a mi puerta. 

-No se puede entrar. 

-¿Me vas a hacer esperarte más? 

-Sí. -Soné un poco borde. -Perdona. -Intenté arreglarlo y él rio. 

-Vale. No tardes. -Le escuché bajando las escaleras.

Ahora que ya estaba un poco más presentable decidí bajar de nuevo. 

Nada más verme rieron los tres. 

-Por fin. -Dice Eric. -Yo no sé ni para que te empeñas, si estás igual de fea. 

UN CIELO LLENO DE ESTRELLAS || PEDRIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora