CALMA

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Finalicé la entrevista con Busquets, el capitán que fue elegido mejor jugador del partido.

Borja se acercó a mí.

-¿La sigues queriendo? -Me dijo riendo.

-Hombre claro, muy buen partido habéis hecho. Victoria nuestra, por poco, pero bueno...

-Sí, bueno, el gol que tenemos ha sido propia vuestra... -Rio.

-El panda puede con todo, ganar no vais a ganar La Liga porque esta es nuestra, pero no vais mal. -Reí yo picándole.

-Vaya, gracias. -Llamada de Quevedo.

-Te la doy ya, que estás ocupada. -Se quitó la camiseta y unos chavales en las gradas empezaron a gritar.

-¡Borja! ¡Por favor! Regálamela. -Se giró a verles.

-Lo siento es para ella. -Me la dio.

Mi móvil seguía sonando.

-Te dejo ya. Un placer conocerte.

-Lo mismo digo, muchas gracias.

Cada uno fue para un lado distinto.

Fui al parking del estadio dónde Quevedo debería estar porque un coche le vendría a recoger.

-Lo siento, estaba con Borja Iglesias, por la camiseta. -La señalé.

-Tranquila. -Vi un coche tras él con las luces encendidas. -Yo me tengo que ir ya. -Asentí leve. -¿Podemos hablar? Aunque sean dos minutos, pero creo que ambos lo necesitamos.

-Quevedo... yo...

-Martina, no tienes que pedir perdón. Nadie elige de quién enamorarse, supongo.

-¿Cómo?

-Vamos, ¿me lo vas a negar? -Agaché la mirada. -El otro día en la fiesta, hoy en su habitación... cuando no estoy yo no quiero ver como os comportáis el uno con el otro. -Atenta a lo que me decía él, quería escucharle para luego hablar yo. -Hoy no nos hemos visto casi. Y creo que los dos pensamos que no estamos hechos el uno para el otro, tu ya tienes a tu alma gemela, por así llamarle. Me caes muy bien y eres una persona de diez y por eso estamos en esta situación, me gustaría seguir siendo tu amigo pero no creo que me veas como a algo más o al menos no ahora mismo que tengo a Pedri como competencia. -Hizo una pausa. -Y lo entiendo, ese chaval es un grande, yo también me enamoraría si me mirara igual que lo hace contigo. -Reí leve.

-No sabes lo mucho que significa esto para mí, Quevedo. -Se me quedó mirando. -Te quiero... Como amigo ahora, claro. -Carcajeó.

El conductor del coche tocó el claxon.

-Me temo que me tengo que ir.

-Gracias. -Dije con la lágrima a punto de caer.

-¿Vas a llorar? -Me abrazó. -Que mona. -Se separó de mí. -Ahora puedo unirme al club de fans de Pertina. -Me limpié la lagrimilla y me salió una risa.

-No sabes lo mucho que te debo ahora mismo.

-Espero que esto sirva para que estéis juntos, que ya no hay nada que lo impida.

-Ojalá fuera tan fácil. -Me miró extraño. -Dejémoslo en que es un poco especial el niño.

-¿Me llamas cuando llegues a Barcelona? -Asentí. -Si no me voy ya me matan.

-Muchas gracias, enserio.

-Deja de darme las gracias. Pesada.

Me dio un último abrazo y se marchó.

UN CIELO LLENO DE ESTRELLAS || PEDRIWhere stories live. Discover now