LA ISLA SE ROBÓ EL SHOW

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Pedri me había sacado de casa sin si quiera decirme a dónde íbamos. 

Me subió al coche sin decirme el rumbo. 

-Te voy a pedir que cierres los ojos. 

-Vale. -Los cerré. 

-No me fio. -Cogió su sudadera y me la ató en la cara para que no hiciera trampas. 

-Vaya. 

-Espera aquí. 

-¿Dónde vas? -Yo ya no veía nada. 

-Bajo yo primero para ayudarte a ti a bajar. 

-Ah vale. ¿Ya hemos llegado?

-No Martina, nos vamos a bajar en medio de la nada. -Dijo sarcástico. 

-Oye, que tengo los ojos tapados, ¿recuerdas? No sé dónde estoy. -Rio. 

-Espérame. 

Escuché su puerta cerrarse. 

Abrió la mía. 

-Dame la mano. -Levanté mi mano en busca de la suya pero no la encontraba y lo escuché carcajear. 

-Pedri. 

-Va, ahora en serio. -Le cogí de la mano y bajé. 

Colocó su otra mano en mi cadera para guiarme. 

-No hay nadie más aquí que me pueda guiar. De ti me fio poco. 

-Genial. Que bonito eso de que te fíes poco de tu pareja. 

-Habló el de la sudadera en mi cara. 

-Confía. 

Seguíamos caminando. 

De repente escuché muchos gritos. 

Pero muchísimos. Sentí presión, la de una multitud muy grande. 

-¿Pedri?

-Estoy aquí, no te voy a soltar. -Agarré más fuerte su mano. 

-¿Dónde me has traído? 

-Ya verás...

Después de tantas vueltas y escaleras por fin nos quedamos quietos. 

-Ahora te quito el nudo pero no los abras aún. 

-Vale. 

-Martina. 

-Que sí, lo juro. 

-Vale. -Me quitó la sudadera y continué con los ojos cerrados. 

Noté que las luces se apagaron. 

Y escuché gritos de vuelta. 

-Una, dos y... -Empezó a contar Pedri. -¡...3! -Abrí los ojos. 

Me di cuenta de la sorpresa. 

Mi corazón latía con emoción.

Me trajo a un concierto de Quevedo. 

Me giré a verle. 

-¿Te gusta? -Me dijo con una sonrisa mirándome a los ojos. Asentí como una niña pequeña. -Me alegro. Porque no quedaban entradas y se las tuve que pedir a Pedro. 

El ambiente festivo y la conexión entre todos hicieron que la noche fuera aún más especial. 

Me sentía afortunada de estar allí, de la mano de Pedri, compartiendo esa experiencia inolvidable.

Sé que yo y Quevedo ya nos conocíamos, de hecho puede que demasiado. Pero es innegable el talento que tiene y las ganas que le pone a todo. Soy fan suya y se lo pienso decir una y mil veces si hace falta. 

UN CIELO LLENO DE ESTRELLAS || PEDRIWhere stories live. Discover now