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Tenerlo tan cerca hacia que mi corazón se acelerara tanto que sentía que en cualquier momento se saldría de mi pecho

—Dime que en tu corazón hay al menos un pequeño sentimiento de amor hacia mí.— pidió entre susurros

No pude resistirme más, corté la poca distancia que había y lo besé, como era de esperarse él correspondió

Justo cuando empezaba a disfrutar del momento alguien golpeó levemente la puerta haciendo que nos separaramos de inmediato

—¡Ey pendejos ya está el desayuno!.— se escuchó a Osvaldo del otro lado de la puerta

Roier simplemente bufó molesto porque nos había interrumpido, yo reí

—¡Ya desayunamos!.— gritó él como respuesta

Tomó mis manos para mirarme, yo sonreí al verlo parecer tan feliz con lo que había pasado

—¡No mamen!.— se volvió a escuchar y después sus pasos alejándose de ahí

Solté a Roier y caminé hasta mi maleta, él me siguió

—¿Qué buscas?.— preguntó al verme vaciando mis cosas en busca de algo

—Algo.— lo quise dejar con la intriga

Según yo había guardado el contrato pensando que quizás lo podría ocupar en algún momento, ahora tenía el impulso de romperlo

—No lo encuentro.— avisé mirando como Roier acomodaba la ropa que yo había aventado

—¿Olvidaste algo?.— cuestionó y negué, estaba segura que lo había guardado

—El contrato.— dije y pude ver como aguantaba una risa —¿Tú lo tienes?.—

—Cuando te estaba ayudando a empacar lo saqué de tu maleta.— contó riendo un poco, lo miré mal —Sabía que en algún momento podías sacarlo para extorsionarme o algo así, no quería arruinar el viaje con temas así.—

Suspiré y él volvió a tomar mi mano pero de inmediato lo alejé

—Te apuesto lo que quieras a que después de él beso ibas a decir algo así como "tenemos un contrato y no podemos tener una relación privada".— siguió defendiéndose, en lo último intentó imitar mi voz

Ahora no quería decirle que mi primer pensamiento había sido romper el contrato

—Como sea.— le quité importancia

Acomodé todo de nuevo y caminé hasta la puerta de la habitación, nuevamente era seguida por Roier

—Todavía no acabamos con un asunto.— avisó acercándose a mí de nuevo pero esta vez lo alejé

—No sé de qué me estás hablando.— exclamé aunque sabía perfectamente que se refería al beso

—Vamos Mulán, no seas tan dura conmigo cuando ves que me muero por ti.— pidió y reí

Abrí la puerta de la habitación para dejarle en claro que quería salir

—Iré a tomar aire.— dije y él tomó mi mano

—Iremos.— corrigió —Porque donde esté Mulán estará Roier, siempre.—

—Que intenso.— reí y él dejó un pequeño beso sobre mis labios

Salimos de la habitación y pasamos por donde todos los demás estaban desayunando, al parecer habían pedido delivery

—Aún no me acostumbro a ver a Roier con alguien.— escuché que se burló Aldo al vernos

—El wey es un romántico.— respondió el Mariana

Ahí también se encontraban aquellos argentinos que estaban en su propio mundo, cada uno con su celular

—Iremos al gimnasio de la casa.— avisó Roier y lo miré sin entender —Nadie lo utiliza y queremos probarlo.—

Y sin más me jaló por los pasillos de esa gran casa hasta llegar al gimnasio que había ahí, era gigantesco

—¿Tú realmente piensas que mi ropa está diseñada para hacer ejercicio?.— cuestioné

—No pero no se me ocurrió otro lugar de la casa para estar solos y tú quisiste salir de la habitación.— dijo y reí —Además nadie ha ocupado esto así que sé que nadie nos va a interrumpir.—

Me senté en uno de esos aparatos y Roier de inmediato se acercó, se hincó para quedar a mi altura y me miró directamente a los ojos

—Me gustas Mulán.— confesó y sonreí

—También me gustas.— susurré apenas audible pero al parecer él lo entendió porque su sonrisa se hizo cada vez más grande

Estuvo a punto de besarme de nuevo pero escuchamos una tos falsa, ambos nos giramos y pudimos ver a Spreen ahí

—No los había visto.— mintió, claramente sabía que estábamos ahí —Perdón, lo quería interrumpir un momento tan lindo, ustedes sigan en lo suyo.—

Se subió a una de las caminadoras que teníamos en frente

—¿Me podés grabar haciendo esto?.— pidió y Roier se levantó para grabarlo, yo simplemente me quedé ahí sentada

Estaba molesta, al parecer el único propósito de ese argentino sería molestarme y aunque quizás no lo admitiera me parecía divertido que le pusiera emoción a mi viaje

—Listo, toma.— escuché que dijo mi novio —Ahora nosotros nos vamos.—

Ví como se alejó de él y salió del gimnasio así que me levanté para ir detrás de él

—Pará _____.— me detuve al escucharlo —¿Vos no pensás que me veo lindo en la caminadora?.—

Me acerqué rápidamente para apretar los botones que aumentaban la velocidad de aquella maquina hasta que lo ví correr rápidamente

—¡Detenla!.— pidió pero me crucé de brazos

—Me tenés harta.— imité su acento y pude escuchar que a pesar de su cansancio empezó a reír

Apreté el botón para detener la máquina y él se cayó, rápidamente lo ayudé a levantarse

—Perdón.— exclamé

—¿Por qué pedís perdón? ¿Por ser linda?.— a pesar de todo se burlaba

Simplemente rodé los ojos y por fin salí de ahí para buscar a Roier, afortunadamente solo tendría que soportar a Spreen mientras estuvieramos aquí, ya volveríamos a casa y él se esfumaría

𝐅𝐋𝐎𝐑 𝐃𝐄 𝐂𝐄𝐑𝐄𝐙𝐎 [Roier X Tú]✓Where stories live. Discover now