La flor de la constancia, de la firmeza y perseverancia que te ayudarán a conseguir todo aquello que desees, pero sobre todo, todo aquello que merezcas.
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Tras el mal trago que pasé al darme cuenta de la estupidez de sacarme una foto con las chicas y la fiesta estamos en el avión de vuelta a casa. Había hablado con mi madre antes de entrar y ella me recogería en El Prat.
-Liv.
Aparté la mirada de la ventana y la pose sobre mi compañero de viaje.
-¿Si?
-Creo que hablo por todos diciendo que nos ha encantado que hayas venido aquí este fin de semana.
Julià me sonríe y yo poso mi cabeza en su hombro.
-Gracias, Julià. Por todo.
Él sabe de sobra de lo que estoy hablando, no toda mi vida ha sido fácil. Dejo de pensar y cierro mis ojos apoyada en el padre de mi mejor amigo, descansando el tiempo que pueda.
[...]
-¡Mamá!
Suelto mis maletas y salgo corriendo hacia mi madre, ella es de pelo rubio, como yo, de mi misma altura.
-Hola, cielo, ¿qué tal?
Alguien posa las maletas a mi lado pero yo sólo me dedico a hablar con mi madre, me doy cuenta de quien había sido al verlo marchar.
-Mamá, espera un minuto, de camino a casa te cuento todo.
Ella asiente y se encamina hacia el coche, mientras yo, con el equipaje detrás mío, camino hacia el que me había salvado todo el fin de semana.
-Gracias por todo, pichilla.
-Estoy odiando a Santi por haber dicho eso delante tuya.
-La verdad es que no estaba delante, el destino quiso que yo entrase por esa puerta para conocer tu apodo.
Sonrío con autosuficiencia mientras que él rueda los ojos.
-Te ayudaré siempre que haga falta, Liv, sólo tienes que llamarme.
Me da un beso en la frente y se va.
-Creo que me tienes que contar muchas cosas.
¿Ahora escucho voces?
-¿Cómo?
-Que me da a mí que vamos a tener que hacer una noche de estas raras que has de hacer con la tal Al, para hablar de mi hermano.
No, no creo que esté tan loca.
-¿Pero...?
Me giro y veo a Álex parado detrás de mí, con una expresión en su rostro bastante preocupante.
-¡Álex!
-Sí, sí, ahora Álex. Me has cambiado por el otro Márquez.
