Capítulo 24.

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-Liv

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-Liv... reina.

Rozo con la yema de mis dedos la piel de su brazo, trazando una línea imaginaria a lo largo de este; ella se remueve haciendo que su pelo rubio caiga sin orden alguno sobre su cara. Me levanto de la improvisada cama y paso hacia los asientos delanteros para salir y abrir el maletero.

Ayer a la tarde tras bajar a la playa lo máximo que hicimos fue caminar hacia el agua y volver atrás, hoy es nuestro último día aquí y la verdad es que tengo ganas de volver a subirme a la moto, ambos necesitamos nuestro espacio.

Abro el portón del maletero y me siento en el pequeño hueco que deja el colchón, calzándome unos deportivos para estar más cómodos por aquí hoy. ¿El plan? Básicamente es pasear, lo más "planeado" de esta pequeña escapada es el viaje de vuelta, que tendremos que salir de aquí sobre las seis y media para llegar a casa a las ocho, descansar un poco y coger un vuelo mañana a las cuatro menos diez de la mañana.

-¿Marc?

-Buenos días, rubia, te queda sexy eso de la voz ronca y el pelo cómo si llevases un nido.

-Dios, es demasiado pronto para responderte a estas cosas.

Ella deja caer la cabeza sobre la almohada haciendo que su pelo se enrede aún más, si eso siquiera posible.

-Venga, arriba, que hoy tenemos muchas cosas que hacer.

-¿Pero...?

-A las seis y media salimos, tendremos que ver el pueblo antes, ¿no crees?

-También tienes razón, ¿un café?

-Cortado con hielo, vamoss.

Le doy unos toques en la pierna para que se levante, Liv se remueve en su lugar gruñendo, haciendo sonidos casi incomprensibles por la mala posición en la que se encuentra. Se viste y recoge su pelo en un moño desordenado, gracias al cual unos pelos rebeldes se dejan caer encajándose a cada lado de su cara, dándole un toque informal demasiado atractivo.

-Vayamos a por ese café.

Ella lleva puesto un vestido amarillo con puntos blancos, que logra hacer que su piel se vea aún más morena de lo que está y unas sandalias del mismo color que las motas de la tela. Su mano agarra la mía y comenzamos a caminar por el paseo de piedra, al llegar casi al final Liv tira de mi hacia un callejón entre dos edificios naranjas, a lo largo de este hay diversos comercios pero no nos paramos en ninguno, volvemos a meternos por otro callejón y damos un poco más lejos de donde tenemos el coche.

-Aquí.

Ella se para en frente de una cafetería pequeña, no tiene muchas mesas en la terraza pero alguna que otra persona hay en el interior del local. Asiento y camino detrás de ella hasta tomar asiento en una de las mesas que hay.

-Entonces, mañana ya te vas.

-Batante temprano, sí, por eso lo de salir de aquí a las seis y media, para dormir algo.

Lavanda || Marc Márquez (Completa)Where stories live. Discover now