La flor de la constancia, de la firmeza y perseverancia que te ayudarán a conseguir todo aquello que desees, pero sobre todo, todo aquello que merezcas.
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-¿Te dijo que te iba a venir a recoger?
-Sí, pero después de lo de Álex ayer le dije que descansase, que ya aparecería por su casa en cuanto pudiese.
-Pero míralo, está enamoradito de la chica.
-Normal.
Me aparto de los chicos, dejándolos en el medio del aeropuerto en lo que yo camino hacia mi coche, en el cual me espera mi madre ya. Al llegar a este no logro verla desde fuera, al entrar en él los ojos de la mujer que me dió la vida me observan fijamente, tratando de descifrar lo que siento al verla, que no es más que cariño, lo que se traduce en una cálida sonrisa y un abrazo hacia ella.
-Hola, mamá.
-Hola, cariño.
Hablamos de cosas banales desde qué tal han ido los test hasta de lo que ha pasado en el pueblo con las vecinas.
-Pues sí, Marc, Caterina compró el otro día en la tienda de Rosita unas flores, claro, todos pensaban que serían para la tumba de su hermana, de Juana. Pero no, creo que se las dió a Jaime y no sé que rollos pasó por ahí.
-Madre mía mamá.
Me limpio las lágrimas que me salieron durante el relato de mi madre, creo que si esta mujer escribiese un libro con estas historietas igual ganaba un premio. La verdad es que desde que tengo uso de razón he escuchado las anécdotas de mi abuelo sobre la gente de este pueblo.
-¿La has visto?
-Sé que ayer Álex y ella tuvieron un problema, pero no les duró mucho, sabes que nunca les duran mucho. Pero según Julia, la del bar, estuvieron discutiendo un buen rato, salieron temas como los de la virginidad de ambos, no sé... Álex llegó a casa cabreadísimo, pilló la bici y se fue, no sé si a comprarle algo o... No sé, Marc, son muy complicados, su relación siempre ha sido así aunque ellos se entienden, es difícil todo.
Suspiro, cuando mi relación con Liv va bien, la suya con mi hermano va mal.
-Igual es culpa mía, ya sabes...
-No, no es tu culpa, en su día ya te dije que el corazón toma sus decisiones, que no decides por él, no lo hiciste en su día y no lo vas a hacer ahora.
-Es que mamá...
-Mira, Marc, soy tu madre y te quiero, pero siempre acabamos igual, tú con tus dudas. ¿Acaso no estás seguro de algo? Porque eso es lo que parece y, no lo sé, Marc, quiero que tú te sientas cómodo con esta relación porque eso es lo que las madres quieren para sus hijos, seguridad. Y más siendo tú.
-Lo sé, dejemos de hablar de esto, ya estamos en casa.
Ella aparca el coche en el garaje, en el cual se encuentran mi padre y mi hermano hablando.
-Igual ya es hora de cambiarle las ruedas, están bastante gastadas.
-Pues llévala al taller, Álex, qué quieres que te diga.
