Epílogo.

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"A las personas nos crean las situaciones, los momentos, todos y cada uno de los momentos que vivimos.

A Marc Márquez visualizar a su chica en aquel estado lo marcó y le creó grandes miedos, tuvo que fingir ante el mundo que todo estaba bien.

La epifanía se produjo mientras se encontraba observando el cuerpo de la joven rubia, su cabeza tenía organizados veinticuatro planes distintos, uno para cada letra del abecedario, pero no puso en marcha ninguno de ellos, simplemente fueron eso, planes. Lo que el piloto decidió hacer fue tumbarse al lado de la  chica y arroparla con sus brazos hasta que diera su último suspiro, que no tardó mucho en dar.

El mundo de Marc Márquez cayó a pedazos, todo lo que tenía planado se fue al garete por el capricho de unas cuantas personas, aunque todos sabemos que esa chica no fue el único efecto colateral de ese capricho.

Al chico no se le ve con una chica desde entonces a no ser que sean compañeras de profesión, está cada vez más centrado en su carrera profesional sumando títulos y sobreponiendo su nombre al de los grandes.

En un momento de desesperación llegó a rezar, rezó porque la chica que había llevado su corazón con su vida llegase a un mundo mejor en el que pudiese visualizar lo que no había podido ver en este, en el que pudiera haber logrado sus sueños, en el que aún lo veía a él.

La razón de imaginar eso fue una ligera salvación para el muchacho de veintitrés años, parte de él se refugió en el mito del que hablaban los filósofos presocráticos, se hundió en el pozo y luego simplemente le tocó salir."

-Cíes, ¿por qué no hacemos un descanso?

-Cuando quieras, Marc. Si no te sientes preparado aún podemos esperar.

-No, simplemente estoy cansado, está comenzando a dolerme la cabeza.

El chico de veintisiete años pasa una mano por el su bíceps, donde la palabra "hopeful" se encuentra escrita, esa fue de las últimas características que la rubia le proporcionó, otra de las cosas que le marcó, otra de las cosas que le recuerda día tras día quien es, qué no puede perder de si mismo. La casa de Liv ahora es habitada por el piloto, cuyo palmarés ha aumentado conforme han ido pasando los años.

-¿Quieres beber algo?

-Un café, porfi.

La joven castaña sonríe, observando al chico encaminarse hacia la cocina, los ojos de esta reparan en el gran cuadro que se encuentra en la pared del salón, una alegre rubia sonríe al objetivo, su acompañante imita la acción pero observándola a ella. Los ojos de Marc tienen un brillo característico en ellos que, desde que la chica lo conoce, jamás lo había visto, ni un ligero rastro de este.

-Aquí tienes.

Ella posa su vista en el rostro del chico, sus facciones eran más duras, su cara no expresaba la jovialidad por la que se caracterizaba, el verlo sonreír era un privilegio que pocos tenían.

-Gracias, Marc.

Él se sienta en el sillón individual que está en frente a la chica, la cual está sentada en el sillón grande. Se miran, uno al otro, diciéndose con la mirada lo que no se dicen con palabras. Marc compara a la chica de la foto con la que tiene en frente, no se parecen en nada.

-Si quieres me voy, supongo que querrás estar contigo mismo, la pérdida de esta manera de alguien importante es difícil y...

-Le iba a pedir que se casase conmigo ese día, no lo tenía planeado pero en cuanto llegué aquí, a su casa, decidí que quería estar con ella toda mi vida, verla al despertar y ese mismo día me la arrebataron de las manos. No sé cómo superar eso, la verdad- veo cómo saca una caja de la mesita del salón-. Aún tengo el anillo guardado, no sé si es porque tengo esperanza de que vuelva a sabiendas de que es imposible, no sé por qué sigo pensando que va a aparecer y se va a echar a reír porque me lleva gastado una broma durante cuatro años.

-Marc...

-Lo sé, Cíes, es imposible que eso pase, no es probable que lo supere pero quiero que sepas que muchas gracias por ayudarme a escribir este libro, pienso mi biografía debía ser escrita por otra persona por el hecho de que no sería objetivo ni de lejos. La echo mucho de menos, ¿sabes?

-Claro que lo sé, cielo. Pero lo superarás, siempre arriba.

Los ojos del chico se abren con sorpresa al escuchar la frase de la castaña, sus labios se curvan inconscientemente.

-Gracias, Cíes, por todo.

Las miradas cómplices son las que definen su relación. No todo necesita etiquetas, sólo las necesita aquello que nos vemos obligados a designar.

Hola a todaas!

Aquí esta el final menos deseado del mundo (o eso creo) además de que he decidido darle una vuelta a las historias de amor habituales, rompiendo un poco eso de que los para siempre y los finales felices existen.

Os quiero dar las gracias a toda y cada una de las personas que me han ido apoyando a lo largo del trayecto y la aventura que ha sido escribir esto, ha sido la primera historia escrita a la que he dedicado tanto cariño (pese a que no está muy bien), y en la cual os he dejado otra pequeña parte de mí.

Así poníendonos un poco sentimentales quiero agradeceros que me brindeis la oportunidad de llegar a vuestras casas o desde cualquier sitio donde me leais. La historia de Liv y Marc ha ido cambiando casi tanto como el tiempo, la idea principal que tenía de esta historia ha sido un revuelo constante.

Nos vemos en nuevos proyectos (que ya tengo en mi perfil alguno)

Saludos.

Nos leemos en comentarios.

:)

Lavanda || Marc Márquez (Completa)Where stories live. Discover now