La flor de la constancia, de la firmeza y perseverancia que te ayudarán a conseguir todo aquello que desees, pero sobre todo, todo aquello que merezcas.
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-No entiendo por qué la ignoras.
La miro, está sonriente y habla con Álex.
-Marc, te está haciendo daño, llevas un día separado de ella y parece que eres un fantasma. Te ríes sin ganas, no sé.
-Pero mírala, sonríe.
Vuelvo a mirar para ella, está con la vista posada en su libro. De repente levanta su mirada y se enfrenta a la mía. Se queda estática, parece que no respira, el hecho de que nuestros ojos hayan coincidido parece sorprendernos a ambos.
-Marc.
Me giro ante la voz que me llama, muerdo mi labio inferior.
-Dime.
-¿Qué te pasa? Puedes intentar escondérselo a todo el mundo pero a mí no, ya lo sabes.
Jose me habla de nuevo, preguntando algo que parece que lleva meditando todo el día.
-Quiero estar con ella, de verdad, pero no puede ser.
-No puede ser porque...
Hace un gesto con la cabeza incitándome a seguir hablando.
-Porque no, Jose, no puedo fingir delante de Álex que entre nosotros no pasa nada porque es obvio que pasa.
-En algún momento se dará cuenta de lo que pasa, tranquilo.
-Pero tampoco sé si quiero que se entere.
-¿Que se entere quién de qué?
Al se sienta en el borde de la piscina, está empapada.
-Álex.
-¿Yo?
Lo miro, pero mi mirada se desvía inconscientemente hacia su acompañante.
-Sí, que tú habías dicho que hoy era mejor quedarnos en casa.
-Es cierto.
Liv tiene la mirada baja, los hombros los tiene caídos, lleva una camiseta larga, pero con los muslos al descubierto.
-Ajá, podemos jugar a prueba o verdad.
Frunzo el ceño y levanto los hombros.
-Eso es cosa de adolescentes, por dios.
-No seas aburrido Marc.
La rubia no habla, tampoco me mira.
-Puede ser divertido.
[...]
-¡Marc! ¿Prueba o verdad?
-Prueba, venga.
No puedo definir la cantidad de horas que llevamos sentados jugando al dichoso juego este, pero en cuanto empezamos acabábamos de comer y ahora ya era de noche cerrada.
