Capítulo 3

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Addy...

Al observar la hora en mi celular marcaban las tres de la mañana, por más que quisiera sería complicado conciliar el sueño. Me recosté nuevamente sobre el colchón, con la mirada fija en la oscuridad, los recuerdos comenzaron a llegar como una ola; me acomodé en la cama en forma fetal, abrazándome a mí misma.

Cada recuerdo dolía, deseando que el dolor se marchara, mis lagrimas se liberaron sin poder evitarlo...

En algún punto me había quedado dormida, fue la alarma de mi celular la que me hizo despertar, la noche había sido al igual que las últimas; por más que quisiera no podía dejar de pensar en todos mis problemas.

Me levante de la cama no tenía humor para hacer absolutamente nada, sin embargo, tenía que trabajar.

Era mi segundo día en la casa y estaba viviendo una especie de dejavú, al igual que el día anterior todo estaba en completo silencio. De camino a la cocina no me había topado con nadie.

No paso mucho tiempo para que Mati pareciera.

—Al parecer alguien no tuvo buena noche —podía sonreír, pero no podía borrar lo hinchado de mis ojos por lo que supuse que ella se dio cuenta de mi infernal noche.

—Creo que no me he adaptado a dormir en un lugar diferente a mi hogar —como si eso fuese verdad.

—Lo sé. Debe ser difícil para ti adaptarte, imagino extrañas a tu familia —suspire, si tan solo supiera.

—¿Qué tengo que hacer? —cambie de tema.

—Comencemos con el desayuno, hoy será para dos personas —no me moleste en preguntar, sincerándome un poco todo mi humor estaba encerrado en una caja muy lejos de mí.

Hice lo posible por distraerme en el trabajo, concentrándome en ayudar a Mati con el desayuno; una vez listo me pidió lo fuera a dejar al comedor.

A mi humor no le ayudaba el hecho de que sabía me encintaría con el ogro, aun así, traté de alejar cualquier mal pensamiento y esforzarme en hacer mi trabajo.

Caminé con precaución con la charola en las manos, unos cuantos pasos y llegué a mi destino.

—Buen día Addy —Sam estaba sentado mirándome con su característica sonrisa.

Por breves segundos ignore el hecho de que no estábamos solos.

—Hola —lo saludé con alegría, al mismo tiempo que me concentré en servir la comida

—No te ves muy bien ¿sucede algo? —estaba segura de ello. Por más maquillaje que aplicará no ocultaría las enormes ojeras y mis ojos hinchados.

Por más que me concentre en Sam, sentía la mirada del ogro sobre mí.

—Estoy bien, gracias.

—¿Desde cuándo te preocupas por cómo luce una empleada? —la ronca voz del intimidante hombre se hizo presente, haciendo una vez más que mis vellos se erizaran.

Esa maldita sensación que causaba en mí, no me gustaba.

—Oh vamos Bestia, no tienes que comportarte de esa manera —estoy segura que casi salen mis ojos de su órbita.

¿Había escuchado bien?

Lo observé.

¿Sam dijo Bestia?

Sus ojos de inmediato conectaron con los míos.

¿Él era Bestia?

Era extraño la manera en que me miraba.

En manos de la Bestia Where stories live. Discover now