Capítulo 14

1.2K 85 6
                                    

Maddison...

Detestaba la forma en que Alexander se metía en mi vida, definitivamente el golpe que le había dado no había sido lo suficientemente fuerte como para entender que no tenía ningún derecho a entrometerse en mi vida.

Sam estaba igual que yo, completamente sorprendido por la actitud de su amigo.

—¿Qué mierda pasa contigo? —grito Sam, dándole un fuerte empujón a Alexander.

—Pasa que voy a asesinarte —intento darle un golpe en la cara a Sam, pero Sam fue más rápido haciéndose a un lado.

—Acaso enloqueciste —lo encaro Sam.

—Te acostaste con ella.

Mis pies parecían pegados sobre el suelo, estaba totalmente atónita. Los dos hombres delante de mí se abalanzaron uno sobre el otro.

El primer golpe lo dio Alexander, pero Sam no se quedó atrás y le dio uno grande en la mandíbula. Parecían dos bestias peleando por ver quien era más fuerte, importándole un comino destruir todo a su paso.

—Eres un maldito demente —dijo Sam.

Alexander no se detuvo, lanzándole otro golpe en la cara a Sam. Debido a que mi sala era demasiado pequeña, Alexander tropezó dándole oportunidad a Sam para soltarse de su agarre.

—Eres un desgraciado —reclamo Alexander —¡Maldita sea Sam! Te acostaste con ella —sonaba dolido, como si le afectara la situación.

Se levanto del suelo, decidido a atacar nuevamente a Sam. Esta vez fue Sam quien tropezó con una de las sillas, cayendo de nalgas sobre el suelo. Ambos tenían su cara con manchas de sangre, pues los golpes que se propinaban eran bastante fuertes.

Mi cerebro despertó, enviándole una señal a mi cuerpo para que reaccionara, tenía que hacer algo, antes de que ese par se asesinara. Me arme de valor colocándome en medio de ambos, para detener de una vez por todas su estúpida pelea.

—¡Basta! —grite furiosa.

Mientras Sam se incorporaba, Alexander se quedó en su lugar, con la respiración acelerada observaba a Sam con ganas de asesinarlo.

—Tú —dije señalando a Alexander —No puedes venir a mi casa y actuar como si fueses algo mío. Solo eres mi jefe y eso no te da derecho para actuar de esa forma.

—No me acosté con ella —nuestros ojos se dirigieron a Sam, trataba de asimilar lo que acababa de decir —Ella y yo solo somos amigos —Alexander rio con amargura. Al parecer las palabras de Sam no eran creíbles para él.

—¿Me crees idiota? —Sam comenzó a negar.

—No entiendo porque te es difícil de creer que Maddison y yo somos amigos.

—Ya te viste cómo estás. Quieres que me crea ese cuento de que solo son amigos —ahora era yo la que estaba enfadada.

¿Qué demonios pasaba por su cabeza para creer que me había acostado con Sam?

Me importaba un cacahuate la forma en que nos había encontrado, no tenía ni un maldito derecho en actuar como si tuviese derecho alguno sobre mí.

—También eras mi amigo —dijo Alexander. Sam no pudo ocultar su decepción.

—¿Ahora no lo soy? — pregunto afligido. Alexander guardó silencio —Te dije que jamás le haría daño. Eres mi amigo y te hice una promesa —agrego Sam.

—Joe alguna vez hizo esa promesa y ambos sabemos que no salió nada bien.

—No metas a mi hermano en esto. Maddy es mi amiga y si, lo admito me gustaría ser algo más, pero me conformo con tener su amistad.

En manos de la Bestia Where stories live. Discover now