Capítulo 21

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Alexander...

Me olvide por completo que estaba tratando con ella, la ira me nublo por completo toda la cordura que quedaba en mí, acababa de ver como uno de mis amigos estaba muriendo y ella solo le importaba su Noah.

—Por favor, déjame ir— ignore por completo sus suplicas —Alexander, te lo suplico, déjame ir, tengo que ir a buscar a Noah.

—Ya te dije que él está en mi casa.

—Mientes.

—Me importa una mierda si me crees o no, ahora tienes una sola opción— de sus ojos no dejaban de salir lágrimas, a pesar de eso no sentí ni un remordimiento, al contrario, lo único que sentía era odio al saber la manera que sufría y todo era por él.

—No serias capaz de hacerle daño a alguien inocente.

—Sera mejor que no me pongas a prueba, porque me vale un pedazo de mierda la vida de ese idiota y como veo que no piensas caminar por ti misma, tendré que darte un motivo para mover tus pies.

Saque mi celular, ella observaba atenta mis movimientos, marque el número y coloque mi celular cerca de mi oído, no tardaron en responder.

—Necesito que, en este momento, vayas hasta donde esta nuestro huésped— del otro lado de la línea mi empleado seguía mis ordenes —En la mesa encontraras una linda pistola, se la pones en la frente y ya sabes que hacer...

—No, no, no... por favor no lo hagas, voy a hacer lo que me pidas— mis ganas de matar a ese bastardo crecieron, pero seria yo quien lo haría, envié un mensaje de texto a mi empleado, para que no hiciera nada.

Comenzamos a caminar en busca de nuestro auto, en donde nos esperaba alguien para llevarnos, en el trayecto la ignore por completo, me concentre en enviar un mensaje a Joe para que me mantuviese al tanto del estado de Sam.

—Alexander— su voz aun hacia a mi corazón querer salirse de mi pecho, aun así, la ignore y seguí con mis pasos —Por favor, necesito que me escuches, tengo que explicarte como estuvieron las cosas, déjame que te diga porque...

Me detuve y di vuelta quedando de frente a ella.

—Solo responde algo, ¿Estas, casada? — su silencio lo confirmaba todo —Entonces todo lo hiciste por él, que justificación podrías darme, todo esta muy claro, me traicionaste para salvarle la vida a tu esposo.

—Si, pero...

—¡Cállate!

—Por favor, tienes que saber...

—Maddison es mejor que guardes silencio— no medí mi enojo y saque mi arma, ella retrocedió asustada —Si quieres llegar viva hasta donde está él, será mejor que te apresures y subas al auto— no me importo el pánico que reflejaban sus ojos, le apunte con el arma, definitivamente eso era algo que ella no esperaba, a pesar de mi enojo no seria capaza de disparar, lo único que quería era obligarla a seguir caminando.

Sus cortos pasos eran lentos, podía sentir como temblaba, guarde mi arma, mientras ella lloraba y seguía caminando, en cuanto llegamos al auto iba a preguntar qué hacía Sam con ella, pero antes de tener tiempo de hacer cualquier movimiento ella se desvaneció, por poco cae al suelo, gracias a que estaba muy cerca me dio tiempo de sostenerla.

De camino a la casa, ella aun no despertaba, a pesar de estar con sus ojos cerrados, ignore el hecho de que moría de ganas de acariciar el moretón en su mejilla, me imaginé quien fue él causante, a pesar de estar dormida, su semblante se notaba con preocupación, odiaba que estuviese así solo por un maldito hombre, pero sin duda lo que más me molestaba era que ese hombre por el cual ella seria capaz de dar su vida, no era yo...

En manos de la Bestia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora