Capítulo 22

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Alexander...

Tome la botella de tequila, quería acabarla por completo, termine por darle un trago y dejarla caer al suelo. Ella se encontraba delante de mí, recostada en el sillón, el efecto del sedante aún no pasaba, todo se había convertido en un caos y yo estaba como un idiota observándola, tratando de controlar mis sentimientos.

Existía la posibilidad de tener un hijo, ni siquiera lo conocía, lo único que tenia de él era su nombre y lo más frustrante era saber que su vida corría peligro. Quizás ella tenía razón, todo era mi culpa, si tan solo hubiese escuchado lo que tenía que decir, si tan solo le hubiese dado la oportunidad de hablar...

Joe no llegaba, no quería actuar antes de hablar con él, lo menos que necesitaba era actuar por impulso, necesitaba estar seguro de lo que haría y más sabiendo que la vida de mi posible hijo estaba en peligro, ¡mierda! Se escuchaba jodidamente bien, saber que quizás tenía un hijo con ella...

—Marcus— la voz de Joe me despertó de mis pensamientos, me levante del sillón, a pesar de querer lucir fuerte, sabía que por dentro se sentía fatal.

—Lo siento mucho— le di un abrazo, sin duda las bromas y alegría de Sam nos haría bastante falta, era difícil de asimilar una pérdida de ese tamaño, más por la persona que era. Lo se quizá Sam y yo últimamente peleábamos, pero jamás le hubiese deseado la muerte, él al igual que Joe eran como mis hermanos.

—Estoy bien— lo menos que quería era hacerlo sentir peor, así que me concentre en lo que pudiese ayudarlo.

—¿Qué piensas hacer? — desvió su mirada hacia donde estaba Maddi.

—Su cuerpo será sepultado hasta mañana, así que por ahora lo único que me importa es encontrar al bastardo de Dickrerson.

—Eso puede esperar, te prometo que ese hijo de perra pagara— el comenzó a negar.

—No, esto no puede esperar, si estoy aquí en lugar de estar despidiendo a mi hermano, es porque le prometí que ese maldito pagaría por todo. Tiene al hijo de Maddi y no sé cómo, pero no permitiré que le haga daño.

—¿Sabes que podría ser mi hijo?

—Si, Sam me dijo algo al respecto, pero no estaba seguro de ello, lo único que sabía con certeza era que Rod había amenazado a Maddi, primero con asesinar a su esposo, no entiendo cómo pudo soportar tantas torturas. Fue hasta que amenazó con hacerle daño al niño que Maddi cedió ante sus amenazas.

—Hay algo raro en todo esto, si tuvimos algunas perdidas con respecto a las bodegas, pero algo no cuadra— Joe me observaba con atención, tratando de entender a lo que me refería —Supuestamente Rod me entrego a Noah, la persona que Maddi quería salvar, pero el muy bastardo jamás menciono nada acerca del niño.

—¡Mierda! Si es lo que creo, si él sabe que Noah es tu hijo, lo más probable es que...

—No permitiré que le haga daño. Joe quizás solo son suposiciones, existe la posibilidad de que no sea nada mío, el niño se llama como el esposo de Maddi.

—Supongamos que el niño no es tuyo, ¿eso te impide ayudarla a ella?— paso sus manos por su cara, tratando de ocultar su frustración —Marcus se que hemos hecho cosas que para nada son buenas, pero vamos, tú y yo sabemos que jamás le haríamos daño a un niño.

—No me importo tratarla como una mierda— suspiré —Incluso estuve a punto de hacerle daño— ambos volteamos a verla.

—Ahora puedes rectificar tu error.

—Tenemos que encontrar la manera de dar con ellos, estoy seguro que a Rod no le importara que el niño no sea mío, lo único que busca es vengarse.

En manos de la Bestia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora