Capítulo 23

1.2K 90 8
                                    

Maddison...

La primera vez que lo vi, la primera vez que lo sostuve en mis brazos, sus hermosos ojos, me observaban con un amor puro, con un amor inocente, incluso antes de que naciera ya lo amaba, pero aquella primara vez que sostuve su manita, caí rendida a sus pies, desde ese día, supe que no me importaría nada, haría cualquier cosa por cuidarlo, haría cualquier cosa por mantenerlo a salvo...

Abrí mis ojos, me dejé golpear por la cruel realidad, una en la que había perdido lo más importante de mi vida. No había nada que deseara más en ese momento que poder regresar el tiempo, tener el poder de huir antes de ser atrapada por aquellos hombres desalmados, anhelaba que todo fuese mentira. Alguna vez escuche decir que la vida era muy dura, pero jamás imagine que mi vida seria de esa manera, jamás pensé que me arrebatarían a la persona que más amaba, no creía que pudiese seguir adelante sin él...

Me senté en la cama, desconocía exactamente cuánto tiempo había pasado, lo último que recordaba era como mi alma había sido arrancada, en mi mente solo se reproducía aquella imagen en la que una explosión me arrebataba a Noah. No sabía cómo había llegado a la habitación de Alexander, no me importaba averiguarlo, lo único que deseaba era correr, estar muy lejos de él.

Me levante, tenía puesta una playera y un pantalón que no eran míos, alguien tuvo que cambiar mi ropa, coloque unas sandalias que estaban a un lado de la cama, lo único que quería era salir de ahí, estar en la habitación de él me causaba ganas de vomitar, no quería nada que tuviese que ver con él.

Intente abrir la puerta, como era de esperarse estaba cerrada. Mis ganas de llorar se mezclaron con enojo, comencé a dar golpes en la puerta, esperando que alguien me sacara de ese lugar. Poco a poco me dejé caer en el suelo, quería huir, pero también necesitaba sacar todo ese dolor que me estaba ahogando, me hice ovillo pegada en la pared muy cerca de la puerta, llorar era lo único que mi cuerpo podía hacer.

—Maddi— su voz me quemaba, alejé su mano de mi hombro, lo menos que deseaba era tenerlo cerca —Maddi, déjame ayudarte— no respondí.

Podía sentir como él, seguía observándome, insistiendo en ayudarme, ¿Cómo podría hacerlo? Ya no existía nada que pudiese hacer más que dejarme ir o matarme.

—Maddi— su mano toco mi brazo, fue en ese momento en que manotee para alejarlo, me levante de suelo, sus ojos veían atentos mis movimientos.

—No me toques, jamás en tu vida vuelvas a hacerlo.

—Deja que te ayude, por favor. Permíteme ayudarte a superar esto— quizás el dolor me estaba volviendo loca, ya que comencé a reír, la amargura que sentía se veía reflejada en mi risa.

—¿De verdad crees que puedo superar esto?

—Maddison.

—Responde— lo empuje con todas mis fuerzas, al parecer no tenía tantas ya que ni siquiera se había movido un poco.

—Podemos intentarlo.

—Perdí a mi hijo— de la risa pasé al llanto.

—También era mío— no supe si era pregunta o lo estaba afirmando, solo comencé a negar.

—Escúchame bien, el único padre de Noah fue al que tu asesinaste, no sé, que te hizo creer que él era tu hijo, así que deja de actuar como si sufrieras su muerte, alguien como tú no siente dolor, alguien como tu solo busca vengarse, alguien como tu solo daña a las personas, por tu culpa tres inocentes están muertos, todo es tu maldita culpa— me limpie las lágrimas —Así que déjame ir o mátame, al fin se te da muy bien ser una Bestia.

Ante su silencio, di un paso hacia la puerta, no pude dar otro cuando su mano sostuvo la mía —No dejare que te vayas... no puedo.

—¿Planeas tenerme aquí encerrada?

En manos de la Bestia Where stories live. Discover now