Capítulo 18

1K 72 1
                                    

Addy...

Desperté con un enorme dolor en mis brazos, mis manos aun estaban atadas, al igual que mis pies, lo ultimo que lograba recordar era que estaba en el centro comercial y de repente todo se puso negro, no sabia con exactitud en que lugar estaba, pero de algo estaba segura, no saldría con vida.

Estaba algo agotada de luchar por desamarrarme, decidí darme por vencida, di un pequeño brinco al escuchar como abrían una puerta, después de eso los pasos se escuchaban cada vez más cerca, me costaba enfocarme en algo, ya que la mayor parte del lugar estaba oscuro.

—Pero miren a quien tenemos aquí— ante el sonido de su voz, mi cuerpo comenzó a temblar —

Pequeña zorra traidora— dijo con desprecio, yo apenas podía moverme.

Sin delicadeza alguna, me tomo de mi brazo para levantarme y colocarme en una silla, amarro una de mi mano en un costado y la otra del otro lado, me temblaba cada centímetro de mi cuerpo, trate a toda costa de no derramar ni una lagrima, sabia que eso no serviría de nada, al contrario, lo haría enfurecer.

—Ahg— me quejé, el ardor en mi cara era tan grande que no pude hacer más que quedarme en silencio tratando de aguantar el dolor.

—Me gustaría mucho que dijeras el porque de todo, pero como ya se la respuesta—

guardo silencio, mi cobardía impidió que levantara la mirada, no podía verlo a los ojos —

Vaya ahora te quedaste sin palabras— puso su mano en mi cuello no importándole causar dolor, aun así, me negaba a verlo a los ojos —Mírame— me ordeno.

—Por favor— traté de suplicar —Ahg— otro golpe en mi cara me hizo quejarme, esta vez sentí como el sabor de mi sangre se colaba por un costado de mi boca.

—Mírame, fuiste tan zorra como para meterte en mi cama y ahora no quieres mirarme— sentí como apretaba mi brazo, ocasionando dolor, aun así, me negaba a verlo, al parecer eso lo hacía enfurecer.

—Por favor, solo déjame explicarte— dije con dificultad.

—Cállate— grito, desato una de mis manos para tomarme de ella y comenzó a acariciarla, no entendía dicho acto hasta que saco una navaja de su bolsillo —Lo voy a decir por última vez, mírame.

—Alexander, por favor— cegado por mi traición comenzó a deslizar la navaja en mi brazo, ocasionando un enorme corte —aaaahhh, basta— sangre, solo podía ver sangre, dolor mucho dolor, no pude mas y comencé a llorar, sin dejarle de suplicar que se detuviera.

—Soy Bestia, repítelo— me negué, haciendo que su furia aumentara y clavar la navaja más profunda —MALDITA SEA, MIRAME— con mi vista nublada por las lágrimas, levante la mirada, quedándome en shock ante su mirada llena de odio.

—No, no, no, no...

Abrí mis ojos, me encontraba bañada en sudor, todo era una pesadilla, aun así, mi corazón no dejaba de latir aceleradamente, todo había sido tan real, para que engañarme, estaba segura que Alexander mee odiaría, solo esperaba que cuando el supiese la verdad, yo me encontrar muy lejos de él.

Nadie sabía en donde estaba, mi celular lo dejé en mi departamento, no tenía comunicación con nadie, necesitaba pensar muy bien en todo lo que estaba por hacer, mis planes eran huir después de entregar esos malditos documentos. Tenía un poco de hambre, lo único que había podido comer eran unas sopas instantáneas, necesitaba alimentarme, pero el temor de ser descubierta por alguien era más grande.

Me levanté de la cama para buscar mi bolso, una duda enorme creció en mí, no entendía muy bien el por qué Rod necesitaba esos documentos, de lo único que estaba segura era de que debían tener un gran valor para él, tome el folder en mis manos, comencé a hojear, en ellas se especificaban algunos puntos en donde estaban las bodegas de Alexander, en otras habían como contratos, algunas hojas estaban en otro idioma por lo cual decidí dejar todo a un lado, definitivamente era algo que no me importaba, lo único que realmente era prioritario en ese momento, era Noah...

En manos de la Bestia Where stories live. Discover now