Capítulo 9

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Maddison...

Odiaba que me pudiese afectar de mi da forma, por más que tratara de luchar, mi corazón estaba sufriendo. Sin embargo, no permitiría que él viera lo mucho que me dañaba, así que decidir fingir y poner la mejor de mis sonrisas.

Observe detenidamente todo.

La forma en que él entraba a casa, con su mano entrelazada de aquella chica. Mis ojos ardían de ver el espectáculo.

Muy a mi pesar tenía que reconocer que era hermosa. Rubia, delgada, medidas de todo un top model, ojos azules, labios perfectamente bien delineados; delante de mí tenía a toda una Miss Universo.

Si esa era la razón por la que el muy infeliz se había marchado, me confirmaba que yo solo había sido una simple noche de calentura.

Me quedaba más que claro que Alexander jamás me tomaría enserio.

—Es una verdadera sorpresa tenerlos a todos aquí reunidos. Lo cual me parece una excelente oportunidad para presentarles a mi prometida —apreté mis puños, enterrando las uñas en las palmas —Ginna Mancini —mordí el interior de mi mejilla.

No importaba que tanto me afectaran sus palabras, no permitirá que él me viese mal.

Desvíe mi atención a la mayoría, los cuales se encontraban sorprendidos antes aquella noticia.

—Ahora que lo saben, creo que no es necesario decirles cómo debe ser tratada. No quiero queja alguna, ella se convertirá próximamente en la señora Warren y así debe ser tratada —baje la mirada a sus manos entrelazadas.

Permanecí estática, mientras la mayoría de los presentes comenzaban a saludar gentilmente a la rubia, ella por su parte no hacía más que sonreír fingidamente.

No veía la hora en poder huir del lugar, sentía que me asfixiaba si permanecía un minuto más ahí.

—Baby —la chillante voz de la rubia, hizo guardar silencio a todos —Estoy agotada. Quiero ir a nuestra habitación — dijo ignorando por completo al resto de los presentes.

Alexander le sonrió, por un momento creí que la veía sin interés, pero vamos era Marcus de quien hablábamos, era más que comprobable que a él no le importaba nada de lo que ocurriera a su alrededor.

—Regresen a sus labores —las palabras de Mati fueron música para mis oídos.

Giré para correr a la cocina, pero mi suerte andaba muy lejos de mí, ya que no logré huir, debido a que la voz de Alexander detuvo mis pasos.

—Addy —gire para mirarlo —Lleva a mi prometida a nuestra habitación —ordenó. Fingí una sonrisa.

Vamos Maddison tú puedes.

Actúa como si nada estuviese pasando. Evite por completo verlo a los ojos, de lo contrario estaba segura de que vería mi vulnerabilidad.

—Te veo más tarde. Baby —lo besó descaradamente y camino hasta donde yo estaba.

Sin borrar la sonrisa más hipócrita que pude me detuve para hacerle una señal a la rubia y siguiera mis pasos.

Por más que quería salir corriendo del lugar, no lo haría, estaba más segura que nunca de lo que tenía que hacer. Desde el principio debí hacerlo y me desvié de mi misión, fui ingenua y estúpida por creer que podía cambiar mi situación.

Después de todo lo que había pasado, no habría nada que me detuviese, nada en absoluto me distraería de mis planes, solo tenía que enfocarme la única razón importante que tenía.

En manos de la Bestia Where stories live. Discover now