Capítulo 10

1.3K 96 2
                                    

Maddison...

En cuanto mi habla se conecto con mi cerebro y mis demás sentidos despertaron, fue que reaccione.

—Suéltame —forcejeaba para soltarme de su agarre. Él parecía no afectarle el lugar en el que estábamos.

—Cállate o será peor para ti —odiaba que me hablará de esa manera y que tuviese mas fuerza que yo, de lo contrario podría golpearlo por ser un idiota.

Cada intento que hacia para alejarme de él, resultaba inútil. No podía liberarme de su agarre, en cuanto me di cuenta del lugar al que me llevaba, una ola de pánico se apodero de cada parte de mi cuerpo.

No quería entrar ahí y mucho menos con él.

Abrió la puerta, prácticamente lanzándome a dentro, para después cerrar de golpe. En un intento por alejarme, intente poner distancia de por medio huyendo detrás del escritorio. Al parecer el se percato de mi acto y lo impidió.

—¿Qué demonios pasa contigo? —grite.

Su mano se aferro a la mía, ejerció tanta fuerza que estaba segura de que dejara una marca en ella.

—Voy a dejarte claro, a quien le perteneces —sin dejarme reaccionar, se abalanzó sobre mi boca.

Me resistí a toda costa a su ataque, no estaba dispuesta a seguir con su juego, permanecí inmóvil impidiéndole a toda costa el acceso a mi boca. No estaba dispuesta a dejarlo que me utilizara de esa manera.

Él no estaba dispuesto a darse por vencido, así que, siendo totalmente brusco, ejerció fuerza sobre mi mandíbula; dicho acto ocasiono que abriera mi boca, dejándole el acceso libre a su lengua para que invadiera mi boca. No desaprovecho su ataque, su mano libre la coloco sobre mi espalda baja para acercarme más a él.

¡Maldita sea, reacciona Maddison!

Por más que ejercía fuerza sobre su pecho, no lograba moverlo ni un solo centímetro, no me daría por vencida, estaba dispuesta a todo con tal de dejarle claro que no se aprovecharía de mí. Aprete con mis dientes, ejerciendo bastante fuerza su labio inferior, mi ataque funciono ya que de inmediato se alejó.

Sonreí al verlo quejarse por mi mordida, su labio se veía rojo, si hubiese hecho un poco más de presión quizás hubiese sangrado, me arrepentí de no hacerlo.

No tengo ni la más mínima idea de lo que pasa por tu cabeza y me importa una mierda. Quiero que te quede bien claro que no pienso ser tu amante, tu juguete, ni nada por el estilo, así que no se te ocurra volver a tocarme —lo dije con demasiada seguridad.

—Me importa una mierda lo que digas.

—Vete al carajo —corrí hacia la puerta. Por supuesto él impido que huyera.

Una vez más estábamos frente a frente a escasos centímetros de distancia.

—Parece que no has entendido. Quien manda aquí, soy yo. Así que puedo hacer lo que me dé la gana —no podía creer que me estuviese hablando de esa forma —Me vas anegar que no te gusta mi toque. Admítelo, te excita la manera en que te toco, me doy cuenta por la manera en que tu cuerpo reacciona —por mucho que odiara admitirlo, tenía razón. Mi traicionero cuerpo aun reaccionaba ante su cercanía. Pero mi parte sensata detestaba la forma en que él actuaba conmigo.

—Estas completamente loco. No me provocas más que asco, si fuera por mí ya estaría a mil kilómetros lejos de todo lo que tenga que ver contigo.

—¿Qué te detiene Maddy? Responde —como no diría lo que en realidad me detenía, Alexander seguía pensando que él era esa razón.

—Bestia. Todo está listo, es hora de —Joe detuvo su andar en cuanto se percató de mi presencia —Lo siento creí que estabas solo —su mirada caía sobre mi para después ir sobre Alexander. Por la cara que tenía, supuse lo que debía estar pasando por su cabeza.

En manos de la Bestia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora