Capítulo 17

1K 83 2
                                    

Bestia...

—Aaaaah... maldito hijo de puta.

—Aun no tienes ni la más mínima idea de lo hijo de puta que puedo ser— no sentía ni el más mínimo remordimiento al ver al hombre delante de mí, mis ganas de asesinarlo eran mas grandes, pero antes de eso tenia que conseguir que me dijera quien era el maldito soplón que estaba arruinando mis planes.

—Puedes torturarme todo lo que quieras, jamás obtendrás nada de mi— comencé a reír, burlándome de sus palabras.

—Créeme— lo tome de sus cabellos para alzar su cabeza, de inmediato se quejo ante el dolor que le ocasionaba —No imaginas cuanto deseo que esta bala— mostré una de las balas que tenia en la mano —Atraviese tu maldito cráneo— comencé a negar —Pero tengo preparado algo mejor y no pienso pedirte nuevamente que digas todo lo que sabes, por que tu solito comenzaras a hablar— le di una fuerte patada en las costillas, haciendo que se retorciera de dolor —Después de la lenta tortura que te espera, rogaras por tu muerte— el muy hijo de puta comenzó a reír, reflejando el inmenso dolor que sentía.

—Muéstrame lo que tienes, maldita Bestia—mi cuerpo reacciono de inmediato en cuanto la palabra Bestia salió de su boca.

La primera vez que había asesinado fue un año después de que mi padre apareciera, al parecer ya era algo que traía en mis venas, recuerdo que aquel tipo al que le atravesé una bala por su frente, era un bastardo traidor, no sentí nada, en absoluto, quizás estaba loco, pero era como si no fuese yo, era como si otra persona se apoderara de mi cuerpo. Mi padre siempre me había dicho que a los traidores había que tratarlos como lo que eran, una maldita escoria. Desde ese día asesinar era como si me comiera un dulce, no me importaba matar a quien se interpusiera en mi camino, no me importaba deshacerme de cualquier bastardo que me traicionara, fue así que me gane el apodo, la mayoría tenia miedo de conocer a la Bestia.

—Aaaaaahhh — el grito me regreso a la realidad —Maldita Bestia.

—¿Entonces? — lo observe esperando a que dijera algo, el muy bastardo era duro, lo que no sabía era que yo siempre conseguía lo que quería —Quizás si quito este— con la navaja llena de sangre, señale su dedo, a pesar de enorme dolor que sentía el muy miserable, seguía sin decir lo que yo quería oír, comenzaba a desesperarme, no podía matarlo hasta obtener lo que quería —¡HABLA, MALDITO PERRO! — me desespere y corte su dedo, haciendo que se retorciera de dolor.

Tome una de las sillas para sentarme, comenzaba a frustrarme, el desgraciado era duro, pero no sabia lo maldito que yo podía llegar a ser, por algo me apodaban Bestia.

—No me importa morir— comenzó a decir tosiendo —No me importa cuanto me tortures, no te diré nada.

Tenia que haber algo por lo cual no tenia intensiones de hablar, algo que fuera importante para él, algo que fuese lo suficientemente importante ¡Bingo!

Sali de la habitación, dejando que uno de mis hombres se hiciera cargo, en lo que yo preparaba todo.

Unas horas después regrese a la habitación, el tipo lucia bastante mal, aun no lograba atender como duraba tanto, como podía soportar tanto dolor, solo había algo, si eso era, por amor alguien podría soportarlo absolutamente todo.

—Espero que te alegres de verme— se quedo quieto, solo volteo la cara para verme, en ese momento del dolor lo menos que quería era moverse —Tengo un regalo y espero que en verdad te guste— les hice una seña a unos de mis matones para que lo levantaran.

—Ya te dije, no diré nada, no obtendrá— detuvo sus palabras en cuanto vio lo que le mostraba en mi celular.

—Así que no vas a decirme lo que quiero, vaya sí que es una pena.

En manos de la Bestia जहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें