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Luego de regresar a la universidad, y de una larga y pesada jornada, para todos los estudiantes de odontología. Dinah y Normani habían prácticamente obligado a Camila a pedirle una cita a la chica ojiverde; con el fin de arreglar las cosas entre ambas, ya que, el comienzo de su amistad, no fue muy amistoso.

La latina no quería, pero no le quedó de otra, sus amigas cuando se lo proponían, lo lograban. Y la habían irritado notablemente.

—¡Jauregui!—gritó Camila a la ojiverde, que iba saliendo a toda prisa de la universidad.

Iba a paso rápido, quizás estaba molesta.

La joven pálida se frenó en seco y se limitó a dar media vuelta, por lo tanto Camila corrió a su lado y la encaró.

—¿Cómo estás? —preguntó la morena queriendo ser cortés, saliendo una sonrisa un tanto forzada, pero igualmente hermosa.

—Algo cansada, pero bien a fin de cuentas. —suspiró, mientras rascaba su nunca, mirándola fijamente a los ojos.

Camila tembló al chocarse con las esmeraldas verdes.

—Mira...—comenzó a rascar su nuca, nerviosa—Sé que el principio de nuestra 'amistad' no fue muy grato... Por eso quisiera... Quisiera invitarte a tomar un helado... —comenzó hablando lento y pausadamente, pero dijo lo último tan rápido, que fue casi inentendible—Está bien si no quieres, yo sólo...

—...Bien... —suspiró cansada la ojiverde, peinando su cabello a la derecha con su mano. —...Y no, no iré.—volteó sus ojos verdes, bufando con cansancio. Reprimiendo una sonrisa.

—Oh...—Camila sintió como su corazón se apretaba en su pecho.— Está bien... Supongo que... —la latina empezó a divagar mientras caminaba hacia atrás queriendo irse de ahí.

Jauregui la miraba con gracia y sonreía como un bebé.

—Entonces... Me iré por ahí... —señaló hacia la izquierda con su cabeza gacha. Seguidamente comenzó a caminar a su auto, mientras la mirada de la ojiverde la seguía con gracia.

Finalmente Jauregui soltó la sonrisa que tenía contenida:

—¿A dónde vamos a ir, Karla? —soltó la ojiverde, sonriendo con gracia, haciendo que Camila parase en seco.

Soltó una carcajada la ojiverde, cruzándose de brazos.

La gótica la siguió al auto de la latina.
"Lindo auto" pensó ésta. Un Renault gris de modelo 2012.

La latina quitó los seguros con sus llaves, haciendo un sonido gracioso y ambas subieron al coche, tomando Camila el lado del conductor.

—Normalmente no salgo con extraños... —rió la latina— Y mucho menos en nuestro auto.

—¿Nuestro? —preguntó curiosa, la ojiverde.

—De mis padres y mío. —sonrió.

—Entiendo... —dijo cortando, cerrando la puerta.

—¿A dónde quieres ir? —preguntó dudosa, poniendo el auto en marcha.

—Donde tú quieras, Karla. Cualquier sitio sencillo estaría bien. —ladeó la cabeza hacia la ventana, mientras tomaba el cabello de su frente y lo volvía hacia atrás, mientras sus ojos miraban la carretera perdidamente.

"Es hermosa, maldición..." Pensó la Camila.

—Camila... —susurró la latina. La ojiverde la miró con el ceño fruncido—Quiero decir, me puedes decir Camila, ese es mi nombre.—Aclaró.

𝙴𝚕 𝚂𝚎𝚌𝚛𝚎𝚝𝚘 𝚍𝚎 𝚕𝚊 𝙻𝚞𝚗𝚊 [camren] Where stories live. Discover now