𝙴𝚕 𝚂𝚎𝚌𝚛𝚎𝚝𝚘 𝚍𝚎 𝚕𝚊 𝙻𝚞𝚗𝚊 [camren]

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Lucy Vives y Lauren Jauregui lanzaban sobre los brazos de Keana miles de vestidos, de la pequeña solo se le notaban los brazos tendidos.

—Wow, veo que la única forma de que te dejes comprar algo, sea que Camila lo mande...—carcajeó Lucía.

—Puede ser... —dijo asintiendo Lauren—Pero por ahora, cállate antes de que me arrepienta.

Luego de unos minutos más, se probaron alrededor de quince vestidos cada una, llevando tres Keana, tres Lauren, y siete Lucy Vives.

Keana se tomó una foto con Lauren en el espejo de uno de los probadores, porque según ella, para no olvidar aquél día, mientras Lucy seguía caminando con las bolsas de sus atuendos, por todo el establecimiento.

La latina se ofreció a pagar, pero, Lauren quien aún tenía la tarjeta que Vives le había obsequiado, decidió pagar sus prendas, y aún así, le quedó algo de dinero.

Luego de eso, las chicas fueron a una tienda de zapatos, donde casi vuelven loco al personal, repitiendo el mismo proceso, probándose más de quince modelos de zapatos.
Luego de risas escandalosas, salieron con dos pares de zapatos cada una.

Pasaron por un helado.

Mientras pedían cada una su sabor favorito, hablaban sobre esa gran noche.

—¿Qué te ha dicho Camila sobre el cumpleaños de Dinah? —preguntó Lauren, pagando su helado.

—Que no quieres que faltes...—levantó los hombros. Keana sintió mientras ella pagaba el suyo.

—¿Nada más? —preguntó la ojiverde ansiosa.

—Sí. Pero son detalles confidenciales. —aclaró Lucy, tomando su helado.

Caminaron por el centro comercial un par de minutos más, acabándose sus respectivos helados, y pasaron frente un salón de belleza.

—¡Chicas! —llamó Keana—¿Apartamos nuestra cita para el grandioso día? —señaló Keana el establecimiento, con una gran sonrisa.

—Me parece una perfecta idea, Keana Marie...—sonrió Lauren para besar la mejilla de su amiga y correr hasta el establecimiento dentro del centro comercial.

—Creo que Keana piensa que son sus quince años...—carcajeó Vives para ir detrás de ellas dos.

Ahí cada una apartó y pagó su cita para el aquél día.

—¿A caso van a una boda? —preguntó la recepcionista con el ceño fruncido.

—No, pero si a algo más importante. —sonrió Vives, mostrando una Visa Gold, pagando la citas de todas sus amigas.

Digamos que, manicure, pedicure, mascarilla facial, corte y secado de cabello y maquillaje; era lo mínimo que podía pagar para ese día.

Pero... ¿Qué tenía de especial ese 'día' si sólo era el cumpleaños de Dinah Jane, en una club lujoso?
Sí, era que Camila había citado a Lauren, para quién sabe qué.