☾︎ 𝚇𝚅𝙸𝙸𝙸 ☽︎

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Lauren estaba viendo las estrellas, con el corazón un tanto acelerado.
Vió un Renault siendo aparcado en la farmacia, y reconoció a Camila en fracciones de segundos.
Decidió esperar a que subiese para charlar con ella.

Era un gran alivio para la ojiverde que sus sospechas fueran erradas, y que Camila no estuviese molesta.
"...Ella sólo estaba ocupada" pensó relajándose.

Pasaron alrededor de unos cinco minutos y le extrañó no ver a la latina en la terraza.
Se estaba tardando, ¿Estaría comprando algunas cosas?

Bajó con cuidado de el muro, y caminó hacia la puerta, la abrió lentamente y lo que escuchó la dejó paralizada.

—¿Usted sabe si Lauren está siguiendo su tratamiento? ¿Como lleva la enfermedad?—preguntó la latina con voz temblorosa y a la vez autoritaria.

"No digas nada, Clarice. No, por favor. ¡Es nuestro secreto!"

—Me comentó que en estos días se le vió grave, su corazón estuvo fallando levemente. Pero yo sinceramente la veo muy bien y activa. Le dije que se tomase algunos días, pero sabes cómo es ella de terca...—rió inocentemente.

Lauren se quedó petrificada, cerró la puerta lentamente y dió pasos temblorosos hacia atrás.
"¿Qué hago ahora?" Se preguntaba con miedo. 

Tembló mientras su cuerpo se enfriaba entre un nerviosismo intenso.
Su corazón dañado comenzó a latir desenfrenado, algo que tenía que procurar que no pasara, pero no podía evitarlo.

Se le olvidó cuidar de su corazón, por cuidar de ella.

La puerta se abrió y sus ojos se abrieron en pánico al ver a la chica que quería, ahí parada, con una expresión dolida pero a la vez neutral.

—Ca-Camila...—dijo en un casi sollozo.

—Explícame lo que ibas a decir esta mañana, Lauren.—ordenó.

¿Dónde había quedado el 'Lolo'?

Sin saberlo, pasaría mucho tiempo para que volviese a escuchar ese mote.

—Yo te-te lo puedo e-explicar, Camz...—se rascó la nuca.

Pero las palabras de la boca de Lauren no salían, y mientras más pasaban los segundos, Camila se resignaba más a escuchar.

—Habla o me iré, Lauren.—cortó—Vine aquí para que me dieses una explicación, pero ya veo que no la tendré.

—¡No, Camila espera!—tomó su muñeca y la giró—Déjame explicarte, mi amor... Por favor. Te lo ruego...

A ese punto, ya ambas tenían lágrimas en los ojos, y un terrible nudo en su garganta que sólo las motivaba a tratar seco.

—Pensé que eras sincera Jauregui, pensé eras distinta...—susurraba la latina, Lauren lloraba desesperadamente, pero las palabras seguían atoradas en su garganta, sólo podía soltar dolorosos sollozos—Pensé que eras sincera. Pero no.

—¡Lo soy, Camila! ¡Déjame explicarte!—decía desesperada.

—Llevo esperando desde que subí que me expliques, Lauren. Tienes el derecho de palabra y no la utilizas. Lo que me sigue corroborando que eres una mentirosa... —pausó y tragó seco—... Mentirosa.

Luego de escuchar esas palabras, Lauren cayó de rodillas al suelo, sujetando su pecho con un llanto desmedido.

—Gracias por hacerme perder el tiempo. —siguió Camila. Haciendo que Lauren gimiese de dolor, sosteniendo su pecho con fuerza.

Se retorcía del dolor, y su mano derecha apretaba su pecho izquierdo, donde su corazón adolorido, anunciaba que un ataque nuevo se aproximaba.
Lauren apretaba tan fuerte su mano que varias venas se sobresalían, lo que sorprendió a Camila, pero a la vez la enojó más.

𝙴𝚕 𝚂𝚎𝚌𝚛𝚎𝚝𝚘 𝚍𝚎 𝚕𝚊 𝙻𝚞𝚗𝚊 [camren] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora