☾︎ 𝚇𝚅𝙸𝙸 ☽︎

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Lauren llegó a un grato acuerdo con el profesor Swift, había acordado luego de graduarse, firmar y unirse al buffet más prestigioso de Miami. 'London y Asociados' era el nombre de éste y  estaba tan feliz por darles la noticia a sus padres, a sus amigas y a su novia.

Chilló de la emoción.

Luego de que buscase a Camila por toda la universidad sin éxito, texteó algunos mensajes para saber dónde estaba, o si ya se había ido de ahí.

Tampoco se topó con Lucy, pero si con Keana.

—¡Lolo!—saludó con su típico tono de voz aniñado.

—¡Ana!—la abrazó—¿Dónde está Lucía?

—No la he visto. Digamos que...—se mordió los labios con una risilla—Estuve muy ocupada, estaba con Avan...

—¿Avan?—repitió alzando sus cejas y con una expresión de felicidad y a la vez sorpresa.

—Es un chico nuevo de Literatura... Es muy agradable, Laur.—sonrió.

—¡Eso es buenísimo, Kea! Porque el novio que te buscó Lucía fue un total desastre.

—Y que lo digas...—dijo mirando hacia otra dirección, rodando los ojos—¿Ya te vas?

—Sí, sí eso creo...—rió—Hoy Clarice Cloud me ha pedido ayuda para agrupar las nuevas medicinas que llegaron ésta mañana. Por cierto, gracias por lo de esta mañana, vales mucho Ana.

Keana sonrió atontada mientras se sonrojaba y bajaba su mirada al suelo, mientras jugaba con sus manos.

—¿Quieres que te lleve a casa?—preguntó al cabo de unos segundos.

—Estaba esperado a que lo dijeses, Keana Marie...—sonrió y le sacudió el cabello a la chica más pequeña, quien rió para luego subirse al auto. Un mazda seis morado.

—Sigo opinando que este auto no pega contigo...—dijo en una risa mientras entraban al coche y Keana lo encendía.

—¡Pero es moradito!—dijo como una chiquilla—Además tiene stickers de Hello Kitty rositas por todos lados.—asintió millones de veces, buscando su aprobación.

—En ese caso...—rió.

Keana dejó a su amiga en su casa, y luego de despedirse extrañamente como siempre, arrancando el motor, se fue de ahí.

—¡Hola!—saludó Lauren mientras entraba a su pequeña casa y observaba a su abuela Amalia, tejiendo mientras veía la televisión.

—¡Hola, dulzura!—le saludó la mayor, mientas la abrazaba.

—Hola, abue...—le dió un beso en la mejilla, para saludar después a su madre de la misma forma y subir a su habitación por su tan deseada ducha fría.

En parte se sentía algo triste por haber descuidado un poco a su madre, padre y abuela. Pero su mente ahora trabajaba a base de algo, o mejor dicho, de alguien.

Camila estaba en cada uno de sus pensamientos día a día.

Preguntas y pensamientos como: "Esta blusa le gustará a Camila" "espero que hoy venga a verme" "¿Qué estará haciendo en estos momentos?" Inundaban su mente en cada segundo, y eso es lo que la hacía reconocer que se estaba o bien, ya estaba enamorada.
...La latina no salía de su mente.

Luego de darse su necesitada ducha, de vistió con una blusa blanca holgada, un short negro y su chaqueta de cuero negra sobre la blusa. Acompañando con sus botas negras.

Peinó su cabello en una coleta alta, y aplicó maquillaje básico, un poco de perfume y salió de su casa luego de despedirse con cariño de las dos mujeres que tanto amaba.

𝙴𝚕 𝚂𝚎𝚌𝚛𝚎𝚝𝚘 𝚍𝚎 𝚕𝚊 𝙻𝚞𝚗𝚊 [camren] Where stories live. Discover now