☾︎ 𝚇𝙸𝚅 ☽︎

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Ella salió corriendo y entró en la habitación.

Vió a una Lauren con la mirada perdida, estaba sobre una camilla.
El verde fugaz de su mirada esmeralda estaba apagado, casi muerto.

Sus ropas ajustadas negras o de cuero negro, habían sido reemplazadas por una simple bata de hospital celeste.
El sonido de la risa de la ojiverde, había sido reemplazado por el pitido de su corazón, en una pantalla a su lado.

Quizás desde ese momento, Keana Marie supo que esa era la verdadera Lauren Jauregui, una chica escondida, triste y solitaria.
Quizás en ese momento, Keana Marie supo que las cosas no iban a ponerse buenas para Lauren.
Quizás en ese momento supo, que luego de eso, Lauren Jauregui no sería la misma. Nunca más.

—¡Lauren!—dijo Keana acercándose a su amiga, con los ojos llenos de preocupación.

Lauren solamente volteó un poco su rostro, y su mirada verde se chocó con los ojos negros de su amiga.

En ese momento Keana vió tristeza pura en la esmeralda, también arrepentimiento, también amor.

—¿Lauren?—volvió a llamarla mientras se acercaba más a ella. Lauren mantenía su boca entreabierta, sin omitir ninguna palabra.

Sólo suspiros que se llevaba el aire.

—¿Me escuchas?—preguntó Keana, tomando la mano de la gótica.

La ojiverde sólo pestañeo, dando un suave asentimiento.

—¿Te sientes bien? —preguntó con voz temblorosa Keana.

Los ojos verdes se llenaron de lágrimas y negó suavemente, mientas sus cejas se arrugaban con tristeza.

La morena sintió un pinchazo en su corazón.

—Lu-lucy me está llamando... Seguro quiere saber donde estamos, Lauren...—susurró— Perdona, perdona si no te di la confianza suficiente para que me contases esto...—Keana señaló el corazón de la ojiverde.

T-tú...—comenzó Lauren con una voz roca— ...Tú eres una de las personas en las que más confío, Keana Marie...—dijo lentamente— No hiciste nada malo, de eso me encargué yo.—sonrió frunciendo sus labios secos.

—No... Tú no haz hecho nada malo, Lauren, no deb...—el dedo índice de la ojiverde sobre los labios de su amiga, la hizo callar.

—No le digas a nadie, Keana. De eso me encargaré yo.—tragó saliva pesadamente— Sólo aguarda, yo desenvolveré la telaraña de mentiras que yo misma tejí...—susurró— ...Vete de aquí, dile a Lucy que me llevaste a tomar un batido y nuestros celulares se apagaron y por favor...—rogó con lágrimas en los ojos—...Dile a mis padres que pasaré la noche en la farmacia y no podré llegar a casa...—las lágrimas cayeron por sus mejillas—...Y di-dile a C-Camila mañana en la universidad, que estoy muy bien, y espero volver a verla pronto. En mi bolso está la tarjeta con el dinero que me dió Lucía, por favor, paga la consulta. No quiero ser molestia.

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Camila llegó de la universidad, hizo algunos deberes y tomó una pastilla para el dolor de cabeza.

Estaba algo cansada y quizás también algo molesta.
Desde que Lauren y ella se habían vuelto cercanas, no había algún día en el que no hablasen, ¡Y justo en ese momento, y luego de más de nueve mensajes enviados, Lauren no respondía!

Trató de desviar los pensamientos negativos de tu mente, y se durmió.

Al otro día fue a la universidad temprano, con cierta preocupación.

𝙴𝚕 𝚂𝚎𝚌𝚛𝚎𝚝𝚘 𝚍𝚎 𝚕𝚊 𝙻𝚞𝚗𝚊 [camren] Where stories live. Discover now