☾︎ 𝚅 ☽︎

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Luego de la universidad, Lauren se marchó a su casa, algo adolorida aún.

Lucy se ofreció a llevarla en su auto, y la ojiverde aceptó rendida.

—Te he notado rara, Lauren...—susurró Lucy.

—Ideas tuyas, Vives.—bostezó, cerrando los ojos y recostándose en el auto. 

—¿Cómo está Clarice?—preguntó Lucy, cambiando el tema. Mientras movía la palanca de cambios del Mustang.

—Ella está perfectamente, y Jonathan también.—dijo aún con los ojos cerrados.

—¿Y Amalia?—preguntó por su abuela.

—Está bien, a veces olvida donde dejó sus dientes y después sus gafas...—sonrió Lauren recordando la escena—¿Sabes que es lo gracioso, Lucy?—Vives asintió, pero Lauren no pudo ver, puesto que conservaba sus ojos cerrados—Es gracioso porque buscaba sus dientes postizos y sus gafas, y tenía sus dientes en su boca, y sus gafas encima de su cabeza.—rió.

Lucía carcajeó de vuelta, estacionando el coche en un parque.

Cuando el carro dejó de estar en movimiento, Lauren abrió los ojos, pensando que habían llegado a su casa, más no fue así.

—¿Qué hacemos aquí?—preguntó la ojiverde.

—Hablar, caminar y comer un burrito.—sonrió Vives, mostrando sus dientes blancos y cuidados y luego salió del coche.

Lauren imitó el gesto algo aturdida.

—Me apetece el burrito, pero no quiero llegar tarde al trabajo, Lucía.—se rascó su nuca blanca la ojiverde.

—En ese caso, no llegarás tarde, Lolo. —sonrió mientras tomaba la mano de la ojiverde y la arrastraba hacía la entrada del parque.

Y con carcajadas, entraron y comenzaron a caminar de la mano.

Dieron varias vueltas al parque, hablando de varios temas y cosas de suma importancia para ambas.

—En un mes nos graduamos, Jauregui. —chilló emocionada.

—A sólo un mes, licenciada Vives. —correspondió mientras le daba una mirada traviesa.

—Me veo obligada a contraatacar, Abogada Jauregui, pues mi cliente está esperando en la entrada. —jugó mientras señalaba a una chica que estaba en la entrada del parque, con un celular entre sus manos, distraída.

—Como diga, abogada Vives. Yo aclaré el contrato con el Juez, su demanda queda desestimada. —carcajeó jugando, ambas parecían niñas de seis años, jugando al tribunal y a las abogadas. Siendo éstas, dos jóvenes de veintiuno, a menos de siete semanas de obtener una licencia y un título universitario.

"Increíble, somos unas mujeres hechas y derechas, pero en compañía de la otra, volvemos a tener quince años. Siempre volvemos." Pensó Lucy.

—¡Objeción!—gritó en una carcajada, mientras empujaba a Lauren y se dirigía al carrito de burritos y hot dogs.

Lauren llegó a su lado, y observó la variedad de productos para la elaboración de los burritos y hot dogs.

—¿Qué te provoca?—preguntó Lauren a Lucy, señalando el carrito con variedad de comida.

—Un brasileño tatuado de pelo corto, pero no está en mis planes ahora...—respondió automáticamente mirando los cachorros de una caja a lo lejos, sin medir lo que decía.

Lauren le dió un puñetazo suave en el brazo, seguidamente de una carcajada.

—¡Lucía!

—¿Qué? —respondió incrédula—¡Ya te dije que quiero un burrito!—rodó los ojos—Con salsa extra y mucha cebolla.—agregó.

𝙴𝚕 𝚂𝚎𝚌𝚛𝚎𝚝𝚘 𝚍𝚎 𝚕𝚊 𝙻𝚞𝚗𝚊 [camren] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora