Capitulo 18

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Los días pasaron volando. Me trate de integrar despacio a la escuela, pero al principio fue un poco difícil. Margaret casi me mata cuando me vio, se había estado preocupando por mi y casi llama a la policía porque pensó que alguien me había secuestrado; Axel estaba mas que feliz de tenerme de vuelta entera y pasaba el máximo tiempo posible junto a mi, lo que encontraba un poco dulce pero exasperante, pero tenía la extraña sensación de que lo estaba utilizando.

Todo estaba saliendo mejor ahora, pero no podía quitarse de encima la sensación de nostalgia y pesadez de encima, y aunque todo había vuelto a la normalidad, prefería pasar mi tiempo sola. Es por eso que cada vez que Axel se quedaba por las tardes salía a correr o me encerraba en mi habitación a realizar mis tareas o a dibujar, el parecía no darse cuenta pero mi abuela si lo hacia y me recriminaba luego de que este se iba. Ese día no era la excepción, me despedí de mi mejor amiga y baje del autobús, fielmente seguida de Axel. Caminamos unos minutos en silencio hasta que se tornó insoportable y estuve a punto de explotar junto cuando el hablo.

-¿Estas bien, Eva? -me pregunto en voz baja.

-Si, ¿por que no debería estarlo? -le respondí tratando de parecer inocente, pero mi interior se revolvía como si un tornado estuviera destruyéndome.

-Has estado muy distante últimamente, casi no hemos hablado y me estoy comenzando a preocupar. -paro de caminar así que hice lo mismo y lo mire a los ojos, ojos que se veían tristes y preocupados, pero que al contrario del primer día en que los vi, no causaron estragos en mi.

-No es nada. Solo no me he terminado de acostumbrar a mi nueva vida. -respondo, me vuelo y comienzo a caminar a casa de la abuela. Para mi suerte, Axel me sigue (nótese el sarcasmo.)

Abro la puerta con la replica que mi abuela me día hacia un tiempo atrás y me encuentro con un agradable olor a te de menta. Dejo mi mochila tirada al pie de la escalera y me dirijo a la cocina; Axel, después de cerrar la puerta, hace lo mismo y se sienta a mi lado, demasiado cerca para mi gusto.

-Hola, Eva -me saluda mi abuela con una sonrisa llena de ternura, que es remplazada por una forzada cuando ve a Axel. -Axel, no te esperaba hoy querido... -le dijo mi abuela y Axel se vio tan confundido como yo. ¿de que venia esto? Axel siempre estaba aquí. -¿Eva no te lo dijo? Tendremos visitas esta noche y necesitamos preparar la casa...

-Oh, Eva no me dijo nada. -dice y me mira, pero yo miro a mi abuelo confundida.

-Lo olvide por completo. -respondí en cambio aunque no tenía ni idea de lo que hablaba.

-Pues será mejor que me vaya... -dijo. Se levanto de la silla y salió a la sala. La abuela me hizo una seña con la cabeza de que lo siguiera, así que lo hice. -Espero que todo salga bien esta noche. -Me dice terminándose de poner su chaqueta, toma su mochila y abre la puerta. -Adiós, Evangeline. -y cierra la puerta. ¿Por qué siento como si se estuviera despidiendo para siempre?

-Evangeline. -me llama mi abuela desde la cocina y or el tono que dice mi nombre completo se que me viene con sermón. Camino lentamente a la cocina y me siento donde había estado hacía cinco segundos. -Tienes que aclararle las cosas, no puedes seguir tratándolo como un pequeño perrito, al chico le gustas... -me regaña.

-Ya lo sé abuela, es solo que no puedo solo apartarlo. -le explico y ella rueda los ojos. -Y gracias por inventarte esa excusa. Creo que no podría haberme encerrado hoy...

-Oh, eso no fue una excusa. -me respondió y antes de que pudiera incluso empezar a interpelarla, salió de la cocina.

Subí a mi habitación y comencé a hacer mis deberes, pero dos horas después ya los había terminado, así que me puse a dibujar, dejando que mi mente me lleve lejos. Cuando termine, contemple la obra terminada. Eran un par de ojos, ojos azules, y me miraban con las oscuras cejas tupidas mientras un ligero brillo. Me estremecí.

Perdida en Ninguna Parte (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora