Capitulo 16

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Los días habían pasado lentamente y aun no hablaba con Edgar. Últimamente estaba muy ocupada con el diseño de mi vestido para la fiesta y demás planes de decoración que tenía el Sombrero el cual siempre parecía necesitar mi ayuda y Mirana con sus experimentos sobre mi. Finalmente ambos me habían dejado libre de mis obligaciones, por lo que subí rápidamente a mi habitación designada en el castillo y tome una rápida ducha y me cambie por una falda y una ligera blusa manga larga, uno de los conjuntos que me había hecho Manyare, la costurera. Mire mi imagen en el espejo y pude notar como había cambiado desde que había llegado; mis pómulos se resaltaban en mi cara, mis músculos estaban formados y mi cara se veía diferente, mayor, mas madura. Unos suaves golpes en la puerta de la habitación me sacaron de mis pensamientos, así que fui a abrir la puerta, sintiendo la fría roca del suelo bajo mis pies. Abrí la puerta y mi corazón dio un vuelco. Allí se encontraba Edgar, vestido como siempre solía, de negro; su cabello despeinado totalmente, como si lo hubiese estado halándolo en su camino aquí, sus ojos se veían cansados y perturbados.

-¿Puedo pasar? -me susurro, su voz sonaba ronca.

-¿Que hace aquí? -le respondí con otra pregunta y apoye mi cadera en la puerta.

-Solo... Solo será un minuto, Evangeline... Solo quiero hablar. -me dijo mirándome a los ojos, sintiendo cada palabra, haciendo mi corazón latir mas y mas rápido. Me hice a un lado sin decir mas y este entro a la habitación.

-Edgar, de verdad lo siento... -comencé a decir, sintiendo que era lo correcto, pero deje de hablar al ver como sacudía su cabeza de un lado a otro y llegaba hasta mi en tres zancadas y posaba sus manos en mis mejillas.

-No, no, no. Yo soy quien tengo que pedirte perdón, fui un tonto y mi hermano es un idiota... -me dijo mirando directo a mis ojos. Sus ojos se veían desesperados por que lo perdonara. No pude soportar la intensidad y baje la mirada, el bajo sus manos de mis mejillas y se apartó unos pasos como respuesta. Tuve la necesidad de atraerlo de nuevo hacia mi.

-Edgar, yo... -dije, pero no pude seguir, no sabia ni como continuar.

-Evangeline, por favor... Lo único que te pido es que me perdones. Por favor. -me dijo susurrando, haciéndome levantar la vista. Estaba llorando, sus ojos y nariz de repente rojos. -Nunca pensé que esto me pasaría y menos contigo, pero si, paso. Te extraño, Eva. Mucho. -continuó hablando haciendo mis ojos llenar mis ojos de lagrimas. No pude soportarlo más tiempo, no lo aguante mas y cerré el espacio que nos separaba y pase mis brazos por su cuello, poniéndome de puntillas para lograrlo. El inmediatamente paso sus brazos por mi cintura y enterró su rostro en mi cuello.

-Esta bien, esta bien... -le susurre mientras acariciaba su suave cabello rubio, consolándolo. El levantó su rostro y poso sus ojos azules en los míos para luego posarlos en mis labios. Comenzó a acercarse a mi lentamente y yo cerré mis ojos esperado el contacto de su labios con los míos. Pero desgraciadamente, justo cuando estaba a punto de hacerlo alguien toco insistentemente la puerta haciéndonos espantar y saltar, separándonos el uno del otro.

-¿Evangeline? Se que prometí no molestarte mas querida, pero necesito tu ayuda para algo mas... -sonó la voz del Sombrero de detrás de la puerta.

-¡Ya voy! Déjame terminar de cambiarme... -le grite de vuelta y comencé a buscar mis botas. -No puede saber que estas aquí. -le susurre a Edgar mientras me ponía las botas. -Me lo llevare y tu esperaras un minuto y luego saldrás en la dirección contraria a la que yo vaya. -le dije. Peine mi cabello, poniendo una liga en forma de venda para apartarlos de mi frente y me dirigí a la puerta. -Lo siento... -susurre antes de salir a encontrarme con el Sombrero, dejándolo en medio de mi habitación.

-Que linda... -me dijo el Sombrero al verme con uno de sus conjuntos favoritos.

-¿Que necesitas de mi? -le dije tratando de no sonar extraña. Me sentía enojada con él por interrumpir mi momento con Edgar, pero al mismo tiempo aliviada de que no hubiese pasado nada allá dentro.

Perdida en Ninguna Parte (En edición)Where stories live. Discover now