Capitulo 8

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Estaba profundamente dormida cuando unos insistentes golpes tocaron en la gruesa puerta de madera. Me levante de la cama, mis pies descalzos tocando el frio suelo; corrí hasta la puerta cuando la tercera ola de golpes empezaban a tocar. Detrás de la puerta estaba Alice, llevaba unos pantalones de cuero negros con una camiseta totalmente negra, haciendo que su pelo rubio y sus ojos azules resalten. Llevaba ropa, toalla y jabón en sus manos.

-Buenos días...-dijo sonriendo, su cola de caballo rubia moviéndose de un lado a otro en cuanto giro su cabeza bruscamente. Tenía pequeñas bolsas bajo los ojos y dudo mucho que haya dormido algo anoche. -deberías darte un baño...

(***)

Treinta minutos y un baño caliente después estaba arreglando mi cabello en el pequeño cuarto de baño al final del pasillo al que Alice me había llevado. Ahora tenía una larga falda gris, debajo de la cual tenía unos pantalones de cuero negros, justo como los de Alice; con una blusa roja sin mangas, también me había dado un largo cardigan gris ya que el clima estaba un poco frio. Termine de peinar mi cabello, que iba suelto y rizado, me termine de poner mis botas mi salí al pasillo donde Alice esperaba recostada de la pared.

-¿Quieres comer algo? -me dijo y me ofreció un panecillo y me hizo una seña para que comenzara a caminar junto a ella en el pasillo.

Caminamos en un cómodo silencio hasta la planta baja del castillo, allí nos esperaban el Sombrerero, aquella liebre que estaba en la fiesta del té del Sombrerero, la Reina Roja y la Reina blanca; también habían dos hombres con armaduras plateadas relucientes.

-Oh, justo a tiempo... -dijo el Sombrerero y fue dando pequeños saltos hasta donde estábamos y me envolvió en un fuerte abrazo. -Buenos días querida... -me sonrió y le apretó cariñosamente el hombro a Alice para volverse de nuevo hacia ella. -Debo decir que tu pelo tiene un hermoso color ocre hoy... -me dijo y no pude evitar reír.

-Buenos días, Sombrerero, ¿nos acompañas hoy? -de dije. Alice se alejó para hablar con la Reinas y los hombres con armaduras.

-Pues claro que si... No me perdería un viaje a Neverland por nada del mundo... -dijo sonriendo y paso un brazo por mis hombros para guiarme donde estaban algunas que otras personas. -Ah, y, ahora sí que te ves bien con esa ropa, con tu anterior parecías una...

-¿Loca anticuada? -termino por el riendo por lo bajo pero el Sombrerero dejo de sonreír y se paró de repente.

-Lo-lo-loca... Lo-cu-ra... -comenzó a decir, sus ojos perdidos en un punto lejano se tornaban más oscuros, la iris de sus ojos estaban moviéndose como si estuvieras agitando una botella de agua a medio beber.

-Sombrerero... -comencé a decir, su mirada perdida estaba sombría. -¡SOMBRERERO! -grite y este sacudió la cabeza y la sombría mirada desapareció.

-Loca -susurro -Esa palabra me pone...

-¿Nervioso? -termine por el otra vez.

-Iba a decir demente pero esa funciona también... -dijo y una sensación de alivio me invadió al verlo sonreír otra vez. -Creo que estoy loco, ¿lo crees tú?

-Mi padre solía decirme, ¨Las mejores personas están...

-Están locas... -termino por mí y lo mire confundida. -Es un dicho que Alice me decía mucho... -se explicó.

Alice estaba llegando con dos caballos cuando nos acercamos, un hermoso corcel blanco y otro negro. Detrás de ella venia uno de los hombres con armadura con otros dos. Alice se acercó a mí y me ofreció la correa del blanco y yo puse los ojos en blanco. ¿En serio ella pensaba que yo podía montar un corcel? Tendría que estar loca...

Perdida en Ninguna Parte (En edición)Where stories live. Discover now