Capitulo 5

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Estaba en la que sería mi habitación por los próximos días, que sorprendentemente no estaba decorada de rojo, descartando algunos de los cojines de la gran cama blanca que había en el centro de la habitación con un edredón dorado. Las paredes estaban desnudas de cuadros y las cortinas eran de un tono dorado; al final de la habitación había un espejo y un viejo armario, y al lado de la cama, una mesita de noche con una pluma, tinta y papel.

Mire mi pálido reflejo en el espejo. Me veía un poco más pálida de lo normal y tenía bolsas bajo los ojos; llevaba la misma ropa de esta mañana y mi pelo amarrado en una coleta. ¿Será esto real?, me pregunté, ¿No es mi subconsciente tratando de jugarme una broma otra vez?¿ Me habré dormido en clase otra vez? No, estaba bien despierta cuando salí de clases y entré al baño...

Unos golpes insistentes me sacaron de mi ensueño. Me quede mirando la puerta sin abrir, pero los golpes seguían soñando insistentemente así que me acerque para abrir la puerta. Del otro lado de esta se encontraba un gran conejo blanco con una chaqueta que lo hacía ver ridículo.

-Y aún no está lista, pues te vas así -dijo. Instintivamente di un brinco hacia atrás al escucharlo hablar. ¿Es que aquí todo lo que respira habla? - Vamos que se nos hace tarde... -siguió diciendo, me tomó del brazo y me arrastro por todo el pasillo.

-¿Para qué.... Se nos hace... Tarde? - le pregunté entre jadeos mientas trataba de no caerme al piso debido a los saltos que daba el conejo.

-Shh -me respondió - menos hablar, más caminar... Dios, ya se nos hizo tarde -dijo después de haber revisado la hora en un gran reloj de bolsillo.

-Pero... -comencé a hablar pero este me interrumpió.

-Shh Shh -me dijo y siguió saltando por el largo pasillo. Justo cuando íbamos a doblar a la izquierda, alguien entro al pasillo, y si no se hubiese movido a un lado la cosa hubiese estado fea.

-¡MacTwisp! -grito Alice y el conejo se detuvo. -¿A dónde crees que vas tan rápido? -le pregunto Alice mientras se levantaba del piso y recogía algo que parecía ropa.

-Vamos a la fiesta de té del Sombrerero, Alice -respondió el conejo.

-No te preocupes, yo la llevo... -le dijo Alice.

-Pero, ya es tar... -comenzó a reprocharle pero Alice lo interrumpió.

-Yo me encargo MacTwisp... -le dijo sonriendo y tomando mi brazo. El conejo se fue sin más hablar saltando por el pasillo.

-¿Fiesta del té? -le pregunto a Alice curiosa mientras caminamos de vuelta a mi habitación.

-Si, a el Sombrerero les encanta y quiere hacer una antes de que nos vayamos... -me responde encogiendo sus hombros para quitarle importancia.

-¿Irse? ¿A dónde? -sigo preguntando con curiosidad, pero no puedo evitarlo, es como si fuera mi segunda naturaleza.

-Nos vamos a ir contigo a Trotter's Bottom -me responde. - El reino de la Reina Blanca... -me aclara luego de ver mi cara de confusión. Iba a preguntarle algo más pero ya habíamos llegado a mi puerta, así que tome la ropa que Alice me ofrecía y entré a cambiarme.

Volví a mirar mi reflejo en el espejo, esta vez tenía un vestido de tul gris con unos zapatos negros y mi suave cabello caía como una cascada en mi espalda. El vestido hacia que mis ojos tornaran un gris más brillante y parecían líquido en movimiento. Salí de la habitación y Alice me miro de arriba a abajo viéndose satisfecha y caminamos hacia uno de los jardines traseros del castillo.

Viajamos en un cómodo silencio a través de los pasillos y escaleras del castillo. De vez en cuando Alice saludaba a alguien que pasaba por nuestro lado. Cuando al fin llegamos al jardín, allí nos esperaban el Sombrerero, aquel gran conejo blanco, una liebre y un gran gato que tenía rayas en su pelaje, como si fuera un tigre.

Perdida en Ninguna Parte (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora