Capítulo 34: ¡Allá vamos, Ibiza!

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LINA

Estaba sentada en mi cama muy nerviosa, esperando a que Rose me hiciera una llamada perdida para salir de mi casa para irnos en el coche de sus padres hacia el aeropuerto. Fue una suerte que los padres de Mike la dejaran venirse a ella también, así yo no estaría sola rodeada de hombres y tendría a alguien con quien pasear y bailar por las movidas calles de Ibiza.

Por fin apareció el esperado nombre de Rose en mi pantalla y pegué un brinco que casi me estampo contra la pared (soy torpe cuando me emociono, ¿vale?). Fui hacia el comedor donde estaba mi padre y le di un beso y un fuerte abrazo al despedirme de él. Me dijo que tuviera cuidado y bla, bla, bla. Lo típico.

- Papá, el que debería de tener cuidado eres tú, ¿eh? A ver qué hacéis tu novia y tú solos por aquí... -me reí-. Es broma, sabes que no me importa que ella esté aquí. Disfrutad. Te quiero.

- No te preocupes que no haremos nada -sonrió dulcemente-. Yo a ti también te quiero, hija. Mucho.

No esperé más y me dirigí hacia la puerta con la maleta a cuestas y dándole golpes por cada lugar por el que pasaba. A ver, estaba muy emocionada. Mi descontrol era completamente normal.

Despedí de nuevo a mi padre con una sacudida de mano desde la puerta y el levantó la cabeza en señal de aprobación.

El coche de los padres de Rose se encontraba allí enfrente, esperándome. Eran las 9:30 de la mañana y el avión salía a las 12:00. No lo quisimos coger antes porque no podríamos entrar al hotel hasta las 12:30 así que esa hora nos venía de lujo para no quedarnos en la calle.

Antes de entrar, Rose salió y me dio un fuerte abrazo. Me abrió la puerta del maletero y metí mi maleta, que prácticamente no cabía porque las cosas de mi amiga lo ocupaban sumamente todo.

- Tía, ¿qué es lo que has metido en la maleta? ¡Va a explotar! -exclamé sonriente.

- Ah, nada. Solo lo necesario -dijo mi amiga sin inmutarse, como si fuera completamente normal llevar una maleta así a un viaje que duraría solo una semana.

- ¿Y para ti que es llevar lo necesario? -pregunté ansiosa por saber el tesoro que podría tener guardado ahí dentro.

- Mm... pues: mis tres bolsos, mis diez vestidos, mis dos cazadoras por si alguna noche hace frío, siete camisetas, dos tacones, dos zapatillas y dos cuñas. Bueno, y el pijama y el neceser. Lo normal, ¿no? ¿Tú que llevas?

Os digo de verdad que a veces mi amiga me sorprende. Yo pensaba que era más lista. Y lo dice con total normalidad. ¡Cómo si llevar a un rinoceronte metido en la maleta fuera moco de pavo! Ah, eso sí: la maleta la va a llevar ella hasta que se le haga una joroba como al de Notre-Damme.

- Yo llevo una camiseta para cada día, tres pantalones, un vestido, unos tacones y unas zapatillas. Aparte del pijama, el neceser y el bikini con las chanclas.

- ¡Ostras! Se me había olvidado también decirte el bikini.

Esta chica no va a cambiar, creédme.

Me metí finalmente en el coche, mientras Rose me contaba algunas cosas sobre Rory y ella y yo daba un par de besos a sus padres.

- Buah, tía. Te tengo que contar muchísimas cosas. Pero cuando lleguemos al hotel, ¿vale? -me susurró al oído; aunque su padre también lo escuchó.

- Ejem. ¿Secretitos no, ¿eh, Rosie? -le contestó su padre un poco serio.

- No, no. Tranquilo, papá. No es nada.

Pero estaba claro que si era algo.

Su padre frunció el ceño y continuamos el resto del trayecto en silencio hasta que la madre de mi amiga habló.

- Entonces Lina, ¿en qué hotel os hospedaréis? Y te pregunto a ti porque lo he intentado con Rose pero ella parece que no se ha enterado ni de la mitad del plan.

- ¡Eh! ¿Cómo que no? -exclamó Rose con un tono enfadado; yo pasé de su comentario y hablé.

- Pues vamos a estar hospedados en el hostal La Marina. Está en pleno centro de Ibiza, aunque nos han dicho que por la noche podremos dormir perfectamente, a pesar del ruido de fuera. ¡Estará lleno de discotecas por allí!

- Yo solo os pido que vayáis siempre con ojo. Nunca sabes que puedes encontrar en un sitio como esos.

- Lo haremos, tranquila.

Entonces, en ese momento vimos a lo lejos el aeropuerto. Qué bonito se veía. Allí esperándonos para emprender una aventura de una semana.

Ya estamos llegando -dijo el padre de Rose.

En ese momento, mi amiga y yo nos miramos y supimos exactamente lo que estaba pensando la otra. Telepatía de mejores amigas. "Ya lo sabemos" gritaban nuestras mentes.

Cuando por fin llegamos, aparcamos el coche, nos despedimos de sus padres y subimos Rose y yo al aeropuerto; el parking se encontraba justo debajo de las zonas de despegue. Estuvimos cantando canciones mientras esperábamos al ascensor, que iba llenísimo de gente y había que esperar cola. La gente nos empezó a mirar raro cuando mi amiga y yo empezamos un juego de pensar una canción y empezar a cantarla para ver si la otra cantaba lo mismo o no. Un juego para seguir probando nuestra telepatía.

Hicimos tres rondas y acertamos dos de tres. Una "Stitches" de Shawn Mendes, "Elastic Heart" de Sia y en la última ronda, las dos nos miramos fijamente como si nos encontráramos en una película del oeste, contamos hasta tres y las dos empezamos a entonar el famoso "Gangnam Style". ¡Por favor, ¿quién no conoce aún el Gangnam Style? La gente siguió mirandonos extraño aunque nosotras seguimos, y de vez en cuando veíamos algún asiático bailando la canción detrás nuestra.

Fue bastante divertido (aunque casi viene Seguridad a por nosotras) y cuando por fin llegamos a la puerta del ascensor y subimos. Vimos a Mike, a Rory y a Brad sentados en el Starbucks tomando algo.

Nos acercamos a ellos sin que se dieran cuenta con la intención de darles un susto. Y lo conseguimos, vamos que si lo conseguimos.

Bu -rodeé a Mike con mis brazos y lo miré a la cara; él nada más verme abrió los ojos como platos y se quedó de piedra.

- ¿Lina? ¿Eres tú?

Siempre a tu lado ©Where stories live. Discover now