El segundo acto

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Cuando llegamos a casa todos estaban más felices de lo normal, Lincoln y Bobby jugaban con la pequeña Linda y decidimos ir a ver algunos muebles que necesitaríamos, primero fuimos a ver una sala, decidimos comprar una que no era ni tan grande ni tan pequeña, también fuimos por una estufa, un refrigerador, un comedor y un ropero, decidimos que con eso sería suficiente por ahora pero claro que Lincoln quería algo más.

-¡Por favor Lisa solo esto y seré feliz!

-Creí que yo te hacía feliz.

-Bueno también pero es para divertirme ¿Podemos?- Bobby se me acercó y lo apoyó.

-Vamos Lisa déjalo.

-Ay... Ya que pero después me lo cobraré contigo.

-¡Si! ¡Gracias amor!

Él me estaba rogando por comprar un play station y terminé cediendo, incluso compramos una televisión y he de admitir que esa también fue por parte de los ruegos de Lincoln, luego fuimos a comer y regresamos a casa, nada fuera de lo normal, las siguientes semanas nuestras hermanas nos compraron decoraciones y uno que otro mueble entre ellos unas almohadas, un buró y por alguna razón habían comprado muchos marcos para fotos.

-No quiero molestarlas ¿Pero porqué tantos marcos?

-Verás ahora que viven juntos tendrán muchos recuerdos y querrán inmortalizarlos, falta su boda y por supuesto que sabemos que quieren un hijo y quién sabe cuántos más eventos quieran ver todos los días ¿Qué dices?- la respuesta de Lori me dejó tranquila y alegre.

-Un lindo recuerdo... Creo que es genial.

Había olvidado el tumulto de mi familia, por las mañanas de nuevo había filas para el baño, no teníamos nada de privacidad y hacer comida era bastante problemático pero siempre he amado ese desastre, tener a Linda era hermoso, a veces solo íbamos Lori, su hija y yo al parque para pasar el rato y a veces nos acompañaban todas nuestras hermanas pero por alguna razón siempre me querían sacar de casa, entre Lori y Lynn siempre me pedían que hiciéramos algo, desde ver vidrieras por muy aburrido que fuera hasta ver películas y como la mayor parte del tiempo ellas siempre invitaban y pagaban nunca me negué y aunque siempre quería que Lincoln me acompañara casi siempre se negaba, solo aceptó unas dos o tres veces pero fuera de eso siempre decía que no, en las noches volvíamos a lo nuestro, desde la primera vez de aquella noche no queríamos detenernos, unas dos o tres veces después ya no había dolor así que solo lo disfrutaba, casi todas las noches lo arrastraba desde las cinco o seis de la tarde hasta la mañana del otro día, era sorprendente ver que teníamos energía y al pasar del tiempo incluso había bajado de peso, un día estaba mirándome al espejo y noté que mis pantalones eran más holgados.

-¡Uf sólo mírate mujer! Cualquiera cuando empieza a vivir con su pareja se descuida pero tú estás hasta adelgazando ¿Qué has estado haciendo?- Lola me había visto midiéndome mi ropa.

-En realidad es por el sexo.

-¿De verdad?

-Si, está científicamente comprobado que es un ejercicio de alto impacto, se usan casi todos los músculos del cuerpo, se da resistencia y fuerza físicas, mejora la capacidad de respiración y también ayuda al estado de ánimo... Creo que tendré que acortar mi ropa.

-Yo puedo ayudarte, he aprendido a coser gracias a mamá y por cierto... ¿Podrías hacer algo que tape el ruido? No sé cómo sea Lincoln en la cama pero tus gritos y los gemidos salen a cada rato en la noche, agradece al cielo que Linda tiene el sueño pesado y no despierta pero los demás los escuchamos a cada rato.

-Ja, ja, claro que puedo y lo haré pero será después... Quiero seguir disfrutando a Lincoln por las noches y siendo sincera por eso duermo hasta tarde.

Eres la C8H11NO2 que acelera mi corazónWhere stories live. Discover now