Especial 100k (Pt. FINAL)

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La vista de la isla era cubierta por un espeso manto de neblina, y sin embargo, era posible vislumbrar las altísimas montañas a su alrededor.

Cuando el Tritón arribó a la ensenada, desde la proa, el capitán contempló el paisaje repleto de vegetación, y el clima a su alrededor se sentía bastante helado. A suspirar, notó la nube de vaho que se formó, y acto seguido, detuvo a sus compañeros de bajar de la embarcación.

—Nos apresuraremos con la búsqueda —anunció.

—¿No exploraremos la isla para colonizarla? —inquirió Wayra.

Con la mirada aún perdida en el paisaje, Marseus apenas movió la cabeza, negando para sorpresa de todos.

—Tengo un presentimiento de este lugar... Solo buscaremos lo que nos pertenece y volveremos al reino, ¿entendido?

Un «Sí, capitán» se escuchó en coro, antes de que Rygel se acercara al capitán con prisa.

—Bueno, capitán, ya que lo menciona, si debemos ir rápido, necesitamos conseguir dos llaves para encontrar el tesoro de la Reina Bonnie, y ambas están en sentidos opuestos de la isla —señaló el mapa a Marseus con su dedo—. Sugiero que nos separemos en dos grupos, uno en dirección a este lago, y otro por el camino de esta enorme montaña.

El capitán examinó el mapa, considerando acertada la idea de su cartógrafo.

—De acuerdo, yo tomaré el camino del lago y tú el de la montaña. ¿Quiénes me acompañan?

Un silencio bastante incómodo le siguió como respuesta, y es que era muy obvio quién acompañaría a su capitán, y sinceramente, no querían sentir que sobraban tanto durante la búsqueda.

Elyon estuvo a punto de dar un paso hacia Lyn, pero Rygel lo agarró de la casaca para hacerlo retroceder, y con solo ver su mirada afilada, entendió que debía quedarse a su lado.

—Sin deseo de ofender, capitán... —se excusó Wayra.

—Sí, como sea. —Marseus rodó los ojos pero en el fondo, le emocionaba la idea de tener mayor privacidad en aquella travesía con Lyn—. Bien, nos encontraremos en el bosque con ambas llaves, pero eso no determinará quién obtenga el tesoro.

—Eso desde luego... —murmuró Rygel con una pequeña sonrisa, antes de bajar de la nave primero—. ¡Ven conmigo adelante, gatito!

Extrañado, Nashi observó la escena y se adelantó hacia el capitán.

—¿Seguro que no te molesta...?

—Para nada, ve con el resto —señaló Marseus con la cabeza al segundo grupo.

Nashi quiso pensarlo más, pero acabó accediendo, y Marseus comprendía también que de momento sería muy incómodo forzar la convivencia entre él y Lyn.

—Aquí tienes la copia del mapa. —Le entregó Rygel.

En nada, ambos grupos se separaron en direcciones opuestas, pero Lyn se mantenía en silencio, con una mano hundida en su bolsillo.

—¿Hay algo malo con esta isla? ¿Algo como otro monstruo gigante que intente destruir todo lo que haya a su paso?

Marseus rio.

—Nada de eso, pero me temo que este lugar no es como las otras islas deshabitadas alrededor del océano. Creo que está demasiado viva, de seguro puedes sentirlo...

Atento, Lyn decidió acercarse a una de las enormes rocas musgosas, y posó la palma de su mano muy suave, con la intención de concentrarse en hacer un vínculo.

Un instante después la retiró, conteniendo apenas su sorpresa y miraba a Marseus como si sólo él entendiera lo que acababa de sentir.

—Hay un cristal núcleo aquí —declaró—. Apenas lo vi, pero es muy hermoso, aunque muy pequeño aún...

Almas de cristalOù les histoires vivent. Découvrez maintenant