✟CAPÍTULO 5✟

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Salgo de la iglesia sin bajar la cabeza, sin importarme una mierda si voy semidesnuda, o si están viendo las marcas del castigo en mi cuerpo

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Salgo de la iglesia sin bajar la cabeza, sin importarme una mierda si voy semidesnuda, o si están viendo las marcas del castigo en mi cuerpo.

Lo único que quiero es llegar a la cabaña, coger las llaves de mi maldito coche e irme. Sabía desde un principio que este reportaje no era más que un error, que nadie debería entrar a este pueblo.

Cierro la puerta a mis espaldas y lo primero que hago es ponerme una camiseta larga para comenzar a hacer la maleta. Una maleta que dejo de hacer cuando me doy cuenta de que no solo se han llevado mi teléfono, también mis llaves y cartera.

— Esto no puede estar pasándome — susurro.

Abro la puerta para salir y comprobar el estado de mi coche, y me encuentro frente a una monja, alguien a quien nunca había visto.

El hábito le tapa parte de la cara y no habla cuando me ve, solo me hace un gesto con la mano para que la siga.

No tenía ni la más mínima idea de que también había monjas aquí, solo he visto curas.

Por alguna razón siento que ella es segura, así que la sigo, algo que, si pensase fríamente, estoy convencida de que no lo haría.

Me lleva por las calles hasta la parte trasera de la iglesia, donde se ve un cementerio bastante grande teniendo en cuenta el tamaño del pueblo.

Se detiene frente a un mausoleo y lo señala, me acerco leyendo el nombre de María en la piedra.

— ¿Conocías a mi abuela? — pregunto.

La chica asiente, pero su rostro sigue oculto bajo las sombras del hábito, y sus ojos parecen esconder algo.

— ¿Era como tú? ¿Era una monja también?

Esta vez, en lugar de responder, balancea la cabeza como si no estuviera convencida de la respuesta.

— ¿Murió por la edad? Es lo que nos contaron en la familia, que su avanzada edad fue la causa de su muerte.

La monja niega con la cabeza y siento cómo mi cuerpo se revuelve.

— ¿Estoy aquí por ella? ¿Me han buscado a mí por ella?

Cuando parece que va a responder, gira la cabeza y la agacha. En menos de dos minutos aparece a sus espaldas el padre Gabriel, pero algo en su mirada revela que él también esconde algo, y aparentemente no le gusta que esté con ella.

— Hermana — dice apoyando su mano en el hombro de la mujer —, te esperan para el almuerzo.

La monja asiente y se va del cementerio sin levantar siquiera la cabeza. Gabriel me mira de arriba a abajo, pero esta vez no agacho la cabeza, sé la ropa que llevo.

— Pensé que el castigo había...

— Me importa una mierda su religión — interrumpo —, estoy aquí por trabajo, no para rezar cuatro Padrenuestros. Esta es mi ropa, mi ropa habitual, y no pienso dejar de usarla por tus normas estúpidas.

El padre Gabriel abre los ojos y esconde las manos de nuevo bajo la túnica, sonríe manteniéndome la mirada después de unos segundos.

— Veo que el castigo le ha hecho soltar rabia acumulada — dice calmado —, su estancia aquí le ayudará a aclarar ideas. Todos deben estar listos para escuchar, y ser lentos para hablar y para enojarse, porque la ira del hombre no produce la justicia que Dios desea. Santiago 1:19-20.

Pongo los ojos en blanco, provocando que Gabriel sonría, pero sus ojos parecen ocultar algo más que simple diversión.

— ¿Qué le pasó? — señalo el pequeño mausoleo de mi abuela — ¿Y por qué tiene una tumba como alguien importante?

— María... — susurra y siento cómo un escalofrío recorre mi espalda al escuchar el nombre de mi abuela salir de su boca —. Fue una mujer muy querida en el pueblo.

— ¿Qué le pasó? — insisto.

El padre Gabriel se ríe y niega con la cabeza, arqueo una ceja confundida.

— Menciona que está aquí por trabajo. Tiene que hacer un reportaje, investigue usted misma, no creo que necesite la ayuda de alguien como yo — dice terminando con un tono de humor —. Le recomiendo que no vista así en nuestras calles, señorita Alex, hay gente menos indulgente que yo con los castigos.

Abro la boca para contestar, pero la cierro de nuevo al ver cómo se gira y me deja sola, frente a la tumba de mi abuela, la misma que probablemente vivió lo mismo que estoy viviendo yo ahora.

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Parece que el capítulo anterior os gusto  bastante, pero ya sabéis que yo soy de una de cal y otra de arena, así que en este os dejo con los nervios a flor de piel.

¡Este fin de semana espero tener muchos cometarios pendientes para responder! Hacedme trabajar (responderé también los pendientes del capítulo anterior)

Opinión de personajes.

Alex 🤙

Gabriel ✊

Brandom 👉

Samuele ✊

Francis ✊

Monja 🤙

Monja 🤙

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