✟ CAPÍTULO 20 ✟

588 94 20
                                    

Doy vueltas al collar entre mis dedos, viendo la inicial de María brillar

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Doy vueltas al collar entre mis dedos, viendo la inicial de María brillar.

— Tu abuela no era una buena persona — dice Gabriel con voz sombría —. Bueno, ese término es demasiado simple para describir lo que era dentro de este pueblo.

Lo miro en silencio, permitiendo que sus palabras se deslicen como sombras por la habitación.

— Siempre buscaba su propio bienestar — comienza, mientras se acerca al fuego para calentar café —. El egoísmo puede ser una virtud, si se mantiene bajo control, pero María no conocía límites.

— ¿Y aún así la gente la adora?

— ¿Adorar? — Gabriel se gira, su mirada penetrante parece estar atravesando la mía, como si su faceta inicial hubiese vuelto —. ¿O es que me temen?

— La gente viene a este pueblo por elección propia, les disteis una vida mejor a pesar de...

— ¿Qué sabes tú? — me interrumpe, ofreciéndome una taza de café.

— Nada — miento —, solo he oído rumores.

Gabriel se deja caer en el sofá frente a la cocina, esperando a que sea yo quien hable esta vez.

Sostengo la taza con ambas manos, sintiendo un temblor que no puedo controlar, y me siento en la mesa de la cocina, manteniendo la mayor distancia posible.

Acabamos de tener un momento raro de cojones, pero su cabeza se que es capaz de decirle que mate a la tía a la que se acaba de follar.

— Sé que aquí la gente esconde secretos, que todos han cometido actos imperdonables.

— Y buscan redención — añade Gabriel.

— ¿Y la policía? Seguro que estarán buscando a muchos de ellos.

— Los padres del pueblo se encargan de asegurarse de que ciertas personas no sean encontradas — dice con calma, mientras da un sorbo al café.

— ¿Sobornos?

— Ganancias — me corrige —. La gente poderosa no siempre juega limpio. Donan parte de sus ganancias a causas nobles para lavar su conciencia...

— Son acusaciones graves — digo —, no puedo creer que todos los poderosos ganen su dinero de manera ilegal.

— Por supuesto que no — responde —, pero en este mundo, la honestidad rara vez es recompensada.

— ¿Recompensada con qué?

— Con poder. El dinero es solo una pequeña parte del juego.

Estoy en un pueblo donde la ley no tiene voz, donde se juega con las reglas propias de unos pocos. Siento cómo el café me sube por la garganta y lo apoyo en la mesa, tratando de disimular mi malestar.

¿Qué son capaces de hacer por dinero?

Gabriel se levanta al verme callada, acercándose lentamente.

LAZOS PROHIBIDOS © COMPLETAWhere stories live. Discover now