✟CAPÍTULO 29✟

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La boca me sabe a hierro

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La boca me sabe a hierro.

Abro los ojos, adolorido, y tardo más de lo que me gustaría en descifrar donde estoy.

— Al fin despiertas — la voz de Alex llega desde una de las esquinas de la habitación. Está sentada en el suelo.

¿Alex? ¿Qué hace aquí?

Parpadeo varias veces hasta que consigo enfocar las paredes de madera y los candelabros que alumbran la habitación.

— ¿Qué es esto? — pregunto.

Intento sentarme en la cama pero siento como si mi cuerpo pesase varias toneladas.

— Estamos en casa de Katherine — dice sin levantarse.

— Katherine — repito tratando de procesar la información.

Miro a mi alrededor y en el techo veo una escalera recogida. Estamos en un sótano escondidos. Por eso no hay luz natural.

— No... — me quedo callado, no sé qué decir, me cuesta asimilar todo y mi cabeza va a mil por hora.

Mi ropa es la misma que recuerdo, incluso con manchas de sangre seca. Miro a Alex, pero no consigo apreciarla. Mis ojos no consiguen enfocar lo suficiente.

— No me mires así — dice con un tono de vergüenza.

¿Qué le ocurre? ¿Por qué demonios se queda en la otra punta de la habitación? ¿Me odia? ¿Qué he hecho?

De pronto, a mi cabeza llegan las imágenes de estos días, las palizas, los padres de Alex, el encierro, y lo último que recuerdo, sus gritos.

— Ven — ordeno señalando la cama, para que se siente a mi lado.

No le doy opción a negarse. Se levanta despacio del suelo, y solo ver cómo su cuerpo se tambalea hace que la sangre me hierva.

Lleva una camiseta larga, pero nada que cubra sus piernas, llenas de golpes y marcas. Sus brazos tienen cortes y más golpes.

Siento cómo mi pecho se contrae.

Han tocado lo que es mío.

— ¿Qué te han hecho? — trato de preguntar calmado a la vez que se sienta a mi lado.

— Podría hacerte la misma pregunta — responde señalando mi cara.

— ¿Quién? — insisto, necesito un puto nombre a pesar de saber quién ha sido.

Alex abre la boca pero un ligero golpe en el techo hace que levantemos la cabeza.

Katherine baja por la trampilla con una cesta llena de panes.

— Al fin despertó — dice dejando la comida.

— Gracias —. Alex mira la comida dentro de la cesta y me da un trozo de pan.

— Creo que arreglé esto — Katherine se acerca a una cortina que hay en una de las esquinas de la habitación, justo donde Alex estaba sentada.

Al abrirla deja ver un pequeño baño, diminuto, con una bañera, que siendo sincero estoy deseando meterme en ella.

Abre el grifo y el agua comienza a soltar vapor.

— El calentador ya funciona — sentencia Katherine volviendo a apagar el agua.

Alex y yo seguimos en silencio y parece que ella nota la incomodidad porque no tarda en subir las escaleras de nuevo.

— Tenéis algo de ropa en el armario, lo ha traído ella — dice antes de cerrar.

— ¿Ella? — pregunto a Alex.

Me va a estallar la cabeza, me duele la sien y mis ojos me pesan toneladas.

— La monja — responde haciendo amago de levantarse.

Sujeto su muñeca pero un gemido de dolor me hace soltarla, mi mano está vendada. Siento mil agujas pinchando mi brazo entero.

Alex mira su muñeca y luego a mí, pero no dice nada, en cambio se aparta lo más rápido que puede, está buscando alejarse constantemente. Se acerca al pequeño mueble y saca ropa de él.

— Deberías darte un baño para curar las heridas — dice —, o la infección irá a peor.

— ¿Podemos hablar? — pregunto.

— Ya estamos hablando.

— Alex —. No me escucha, sigue moviéndose por la pequeña habitación, está nerviosa —. Alex — repito.

— ¿Por qué lo hiciste? — pregunta mirándome al fin con los ojos llenos de lágrimas —. Si no te hubieses metido en la discusión no estarías aquí.

— Tú estarías muerta.

— ¡Qué más da! — termina llorando —. Podías haber muerto.

— Es una forma curiosa de agradecer...

— No quiero agradecer nada, toda esta mierda es por mi culpa.

— Yo te traje aquí — la recuerdo.

Me mira poniendo los brazos en jarra y con la boca ligeramente abierta. El pecho le sube y baja con rapidez. Está demasiado enfadada como para entrar en razón.

Me levanto de la cama, tambaleándome ligeramente al estirar las piernas y doy dos pasos acercándome a ella.

Da un paso hacia atrás alejándose.

Me quedo quieto en el sitio sin entender su cambio de actitud.

— Ve a darte un baño — dice dejando una toalla que saca de mueble en la bañera.

Se gira, dando un leve rodeo a mi alrededor y alejándose de mí lo máximo posible.

Atravieso a cortina del baño, sin dejar de mirar a Alex que camina nerviosa por la habitación.

¿Qué demonios te han hecho?

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¡Hola bombones! ♥️ Llegamos a los 30 votos y eso significa actualización 🫣

Tengo otros tres capítulos preparados, así que... ¡Que empiecen los juegos del hambre! Lo de siempre: 50 comentarios o 30 votos y actualización 😏

Vamos a hacer que el padre Gabriel este de nuevo en el 1 de Thriller

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