✟CAPÍTULO 36✟

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Todos me han mentido, toda mi vida rodeada de gente en la que confío y que me hace daño

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Todos me han mentido, toda mi vida rodeada de gente en la que confío y que me hace daño.

Confíe en él, dormí con él, y no ha sido capaz de sincerarse conmigo.

— Al fin volvemos a vernos — dice Diego — ¿Y tu novio? ¿No se atreve a salir?

No respondo, me acerco a él en silencio, pensando en qué parte de su cuerpo cortaré primero.

— Siempre supe que eras una zorra, pero lo de la foto me ha sorprendido bastante — continúa.

Me quedo frente a él, no ha mirado ni mi mano, no cree que sea una amenaza, nadie lo cree, hasta que me convierto en ella.

Clavo el cuchillo en la muñeca derecha de Diego, haciendo que dispare el arma contra el suelo antes de soltarlo.

— ¡Hija de puta! — gruñe agachándose.

La imagen de Gabriel apuntando con la pistola frente a mí hace que me gire en el último momento.

Gabriel baja el brazo disparando a Diego, quien rueda hacia un lado siguiendo mi ejemplo.

Gruñe y se aprieta la pierna donde la bala le ha rozado, disparando varios tiros a sus espaldas.

Escucho un disparo apagarse sobre algo, ha dado en Gabriel.

Veo su sombra tambalearse y andar hacia un lateral.

— Púdrete en el infierno — gruñe Diego a la vez que sigue disparando hacia Gabriel sin ningún control.

Aprovecho la rabia que lo ciega para rodear su cuello con el cuchillo.

— Otro tiro y te mato — susurro sintiendo su cuerpo temblar bajo mi agarre.

El sonido de Gabriel cayendo al suelo llega desde detrás de unos árboles.

Hay mil sonidos a mi alrededor que no me dejan concentrarme en todo. 

La respiración entrecortada de Diego.

Los animales huyen de la zona.

Mi corazón late con fuerza.

— Adelante — escupe Diego apretando su cuello aún más contra el cuchillo —. Acaba ya, siempre supe que ibas a ser una asesina.

— Ni lo sueñes — giro la cabeza hacia la voz de Katherine, que está en un lateral y viene dando zancadas rápidas hacia nosotros.

— ¿Qué?... —. Miro la roca que lleva en la mano antes de estamparla contra la cabeza de Diego, haciendo que pierda el conocimiento al momento.

— Este hijo de puta no va a morir tan fácil — dice Katherine —, no pienso dejarte hacerlo.

— ¿Qué haces aquí? ¿Y Dylan? — pregunto sin entender nada.

— Tardabas demasiado en volver — mira a todos lados — ¿Y Gabriel?

Señalo detrás de unos árboles y Katherine me mira con horror.

— Átalo — me dice señalando a Diego —, os escuché a Gabriel a ti —. Abro los ojos sin entender lo que dice —. No me malinterpretes, quería ayudarte, pero no me fiaba de él, y temía que en un arrebato matase a mi hijo.

Katherine me tira unas cuerdas mientras se acerca al árbol donde se encuentra Gabriel.

— No pienso dejar que un violador muera sin sufrir — escupe —. Y tú tampoco deberías.

Termino de atar a Diego, arrastrándolo hasta uno de los árboles para dejarlo ahí amordazado.

— Alex... — la voz de Katherine se apaga de golpe.

Me acerco a ella y el cuerpo de Gabriel se encuentra tirado en el suelo, llevo mi mano a su abdomen y la sangre se me pega en la mano.

— Mató a mi abuela, mató a María — digo en un susurro —, me usó, no...

— ¿Qué demonios dices? — pregunta Katherine mientras levanta la ropa de Gabriel para ver las heridas.

Tiene un disparo en el hombro y otro en el lado derecho del pecho.

— Ayúdame — gruñe Katherine levantando el cuerpo de Gabriel del suelo —. Mira si tiene orificio de salida.

Trago, sintiendo como la saliva son cuchillos en mi garganta y miro la espalda de Gabriel, asintiendo. Tiene dos heridas abiertas que no hacen más que escupir sangre.

— Tenemos que sacarlo de aquí — dice mirando a su alrededor.

¿Está muerto?

Miro su rostro que ha perdido color, y aunque no debería, quiero que vuelva a mirarme. Quiero sentir sus ojos grises sobre mí como dos témpanos de hielo. Quiero que vuelva a decir mi nombre.

— ¡Alex! — Katherine me grita haciendo que entre en sí —. Necesitamos un coche, no podemos llevar dos cuerpos.

Asiento y me levanto confusa del suelo. Siento como todo a mi alrededor da vueltas, las manos me tiemblan, y mi corazón ahora late en la cabeza, torturándome con cada bombeo de sangre.

— Tengo la furgoneta con la que reparto el pan, detrás de la casa. Las llaves están en la cocina.

Asiento de nuevo sin poder articular palabra y doy varios pasos hacia atrás sin dejar de ver el cuerpo de Gabriel. Se ha muerto. 

Katherine gruñe y resopla con frustración, dejando a Gabriel en el suelo.

— Quédate aquí — ordena —, y aunque no hayas sido creyente, reza, porque nos hará falta.

Katherine se va del bosque antes de que pueda contestarla, y yo apoyo la cabeza de Gabriel en mis rodillas.

Cuando Katherine me deja sola, tan solo escucho mi corazón latiendo, cada vez más despacio, agotado. Llevo mi mano al corazón de Gabriel, pero no encuentro pulso.

Y por primera vez rezo, rezo para que no se vaya de mi vida.

— Me quedaría aquí — susurro —, cuando esto acabe me quedaría contigo

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¡Hola bombones! ♥️ ¿Qué tal? estoy haciendo una prueba, esto se está subiendo mientras yo trabajo, creo, está programado. 

Odiadme, os leeré a la noche, si, he usado bomba de humo porque sé que este capítulo me ibais a odiar.

¡Os como la cara! disfruto con vuestro sufrimiento, pero os amo.

¡Os como la cara! disfruto con vuestro sufrimiento, pero os amo

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LAZOS PROHIBIDOS © COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora