Adiós papá

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Adiós papá



Pedro Silva tiene una exclusiva. No, tiene la exclusiva. Después de meses, miles de euros invertidos en paparazzis e investigadores privados, varios favores que casi le cuestan la ruina y algunas canas de más lo ha conseguido. Al fin, tras años intentando desenmascarar a esa sabandija, ha logrado pillar a Raúl Álvarez infraganti.

Todos en el mundo del corazón conocen la rivalidad que surgió entre ambos hombres ya casi diez años atrás, cuando Silva ganó uno de los realities más conocidos del país. Álvarez, que había apalabrado varias cosas antes del programa con quien quedó segunda, Silvia López, se pasó meses haciendo campaña contra Pedro, sacándole todos los trapos sucios e incluso inventándole un supuesto fraude fiscal que acompañaría al ex concursante durante varios años como una losa que había servido de excusa para arruinarle más de una entrevista de trabajo. La campaña de desprestigio que Álvarez dirigió hacia él fue una de las cosas más sucias que se han visto en televisión, el caché del colaborador llegó a bajar en picado por lo evidente que resultaba su inquina hacia Pedro. Quizás por eso ganó, el público se compadeció de él y decidió votarle en masa. No estaba previsto que Pedro ganase, tampoco que llegase a la final, pero la horda de fanáticos que desató fue tan grande que manipular los resultados hubiese sido demasiado evidente. Pedro Silva se saltó el guion y Raúl Álvarez nunca se lo perdonó.

Cuando terminó el concurso, Álvarez se encargó de vetarlo en todos los programas de la cadena. Se pasaba las tardes criticándolo, inventando bulos, hablando de supuestas informaciones totalmente falsas. Llegó a acusarle de tener antecedentes penales, contrató a gente para que fuese a hablar de él, sobornó a antiguos conocidos para que se paseasen por la televisión contando absolutas mentiras. Deseaba echarlo de la cadena, y finalmente lo consiguió. Tras una bronca espectacular que ambos mantuvieron en un especial del ya inexistente 'Tírame de la lengua', Pedro perdió totalmente los papeles, dándole a Álvarez la excusa que necesitaba para convencer a los altos ejecutivos.

Desde ese momento, ocurrido ya cuatro años atrás, Pedro se ha mantenido al margen de la televisión. Había invertido el dinero que ganó montando un bar en la costa gaditana, dónde suele pasar los veranos. Gracias a los contactos que hizo en su día tiene buenos ingresos, además también se dedica a las inversiones, que no le han ido del todo mal. Participa en un par de programas de radio  y, muy de vez en cuando, acude a colaborar en algunos del corazón. Por supuesto, no en la misma cadena que Álvarez, sino en la competencia.

Pero la espina de devolvérsela ese miserable nunca se le ha ido del todo. Siempre supo que algo extraño había con ese imbécil, algo que le llevaba a tener tanta influencia dentro de la televisión. Álvarez es una telaraña de secretos e incógnitas que, siempre sospechó, están llenas de oscuros secretos y asuntos de legalidad dudosa. De ahí que hace un tiempo, después de que ese bicho consiguiese que echasen también a Miguel Olivo por un encontronazo, Pedro decidió ponerse manos a la obra.

Efectivamente, Álvarez es casi intocable. Prácticamente ningún paparazzi está dispuesto a espiarlo y, de hacerlo, no se atreven a seguirle más de la cuenta. Es como si tuviesen miedo de las consecuencias que pudiese acarrear meter demasiado las narices. Afortunadamente, Pedro conocía a un par de fotógrafos extranjeros que le hicieron el favor, ellos no tenían nada que perder. Aun así, seguirle la pista parecía casi una misión de espionaje en toda regla, Álvarez es tan escurridizo como una anguila, sabe camuflarse a la perfección y se cuida minuciosamente de hacer cosas indebidas en público. Mantiene el control y la imagen en todo momento, avizor de que alguien pueda estar observando. Sin embargo, ni todo eso ha sido suficiente.

Giro de guionWhere stories live. Discover now