Lluvia del porvenir

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Lluvia del porvenir


Fanny deja la copa sobre la barra. Con las luces encendidas el local pierde toda la magia, si es que puede haber algo de romántico en esas terribles luces rojas alumbrando los cuerpos semidesnudos de las bailarinas. Ahora el lugar parece mucho más pequeño, las paredes negras le dan a la escena un toque tétrico y agobiante. Raúl reconoce un ligero aroma a productos de limpieza, que choca considerablemente con el ambientador estándar de discoteca barata que embriaga la atmósfera todas las noches. Hacía tiempo que no se pasaba por allí de mañana.

—Seguro te dieron un buen pico por la exclusiva —comenta la mujer, observando la portada de la revista que Raúl sostiene entre sus manos.

El tertuliano continúa leyendo atentamente, quiere asegurarse de que todo está como toca, los becarios suelen ser muy inútiles en ocasiones, alguna vez han echado a alguno por meter la pata, siempre se equivocan en las cosas más tontas. Raúl tiene que reconocerse como un maniático de los detalles, le gusta que todo esté perfecto, tal y como él ha concebido previamente. Lástima que nunca haya tenido grandes dotes en lo que a redacción se refiere, si fuese capaz de escribir una columna de forma decente no pondría las noticias en manos de nadie más.

—Tampoco te creas —pasa la página distraídamente—, Aurora Coch siempre hace lo mismo, ya no es sorpresa para nadie.

—Acaba de romper con la noviecita, ¿tan poco dan por eso?

Raúl cierra la revista, dejándola a un lado. Le da un sorbo a su copa, le gusta la ginebra por las mañanas, siempre entra fresca y revitalizante.

—Creo que su lío más largo ha durado como cinco meses, y es todo un récord —se encoge de hombros—, esa chica no ha tenido una pareja estable en su vida. ¿Ves? Eso sí que sería una noticia: La soltera insaciable al fin sienta cabeza.

Suelta una carcajada tras recitar el supuesto titular de forma dramática, la mera idea de ver a esa cría comportándose como una persona adulta, con responsabilidades afectivas normales y corrientes le resulta hilarante. Lo que nunca ha llegado bien a entender es como luego salen todos sus ex lloriqueando por las esquinas, con el historial que tienen deberían saber perfectamente qué pueden esperarse con alguien así.

—Coch es un desastre —suspira—, cuando se lía con alguien que tiene caché entonces sí que puedes sacarte un buen dinero, exclusivas como esta dan lo suyo pero sin pasarse. Ni siquiera creo que se hable demasiado de ella en el programa.

—Es una lástima de chiquita, tan joven... —Fanny hojea la revista, su tono suena genuinamente apenado. Siempre le ha podido el instinto maternal, es una de sus mayores debilidades—. Aunque con esa madre quién no sale así.

—La cría es un juguete roto —responde el hombre con indiferencia—, como todos sus amigos. Críos prostituidos por sus padres desde que tienen uso de razón, carne de televisión. Están todos como un cencerro.

—A veces suenas como si no tuvieses corazón.

Fanny sonríe, dándose media vuelta para coger el paquete de cigarrillos que tiene colocado sobre la caja registradora. Le ofrece uno a Raúl, quien lo acepta amablemente. El hombre responde mientras se lo enciende.

—Siento que no me dé lástima una pandilla de niños ricos que suplen sus traumas gastando millonadas en discotecas privadas o viajes a complejos turísticos de lujo. La gente que puede llorar sus penas en un Ferrari no tiene problemas reales.

Giro de guionWhere stories live. Discover now