Feo, fuerte y formal

482 45 90
                                    



Feo, fuerte y formal


Carlos suelta un último gemido antes de correrse, quedándose estático nada más terminar. Mara suspira, casi sin aliento, recostando la cabeza en el hueco que hay entre el cuello y el hombro, cerrando los ojos. Pese al aire acondicionado está toda sudada, el calor no perdona ni con refrigeración artificial. Se mantienen quietos durante algunos minutos mientras sus respiraciones se normalizan, sintiendo como las sustancias que han generado durante el último polvo van remitiendo paulatinamente, dejándoles una placentera sensación de paz. Mara se encuentra sentada encima de él, que la abraza por la cintura. Siente que caerá rendida de sueño en cualquier momento, está agotada.

El hombre empieza a darle pequeños besos en el cuello, subiendo hasta terminar aprisionando sus labios durante un buen rato, no parece dispuesto a dejarla escapar fácilmente.

—No te has corrido —murmura sobre su boca.

—Lo he hecho antes de que me la metieras —le rodea el cuello con los brazos—. Ya te dije que es muy difícil para mí con penetración, apenas llego normalmente a no ser que me toquen.

—Haberme dicho entonces que preferías otra postura —le dice, besándola en la barbilla.

—Es que me apetecía follar así —asegura—. No te rayes, he tenido un orgasmo muy bueno. Si no te lo diría, de verdad.

—Puedo acabarte otra vez, por mí no hay problema —alza las cejas, sugerente.

La chica lo besa en la boca, para luego echarle el pelo ligeramente hacia atrás.

—Estoy satisfecha —le asegura—. Y medio dormida también, es lo que tiene quedar de resaca máxima.

—Ayyyy.

El hombre la hace a un lado con suavidad, Mara nota cómo sale de ella lentamente, ahora mismo su zona íntima está muy sensible. Normalmente le pasa siempre que folla, pero Carlos particularmente aguanta muchísimo, por lo que cuando terminan ella se resiente más de lo normal. Lo que le agradece es que no sea un bruto de mierda, de esos que quieren meterla siempre hasta el fondo. El tío tiene bastante cuidado siempre para no hacerle daño.

En general está súper contenta con él en términos de sexualidad, ha resultado ser un hombre de lo más complaciente. Puede estar cuarenta minutos comiéndote el coño que hasta que no te corres no para, hay veces que Mara sabe perfectamente que no se va a correr, porque no está de humor, tiene la líbido baja o simplemente no es su día, pero Carlos lo consigue. No puede quejarse, es una de las cosas que más le gustan de él. Además de interesarse siempre por lo que quiere la otra persona, es de los típicos que pregunta cada tanto para saber si Mara quiere cambiar de posición, prefiere otras cosas o se siente cómoda. Es genial encontrar a gente tan generosa en el sexo, se crea un vínculo mucho más agradable.

Llevan quedando ya varias semanas, en lo que ha querido darse cuenta están casi a mediados de julio. Carlos tiene un viaje programado a China para agosto, se irá con algunos amigos suyos tres semanas a recorrerse las principales ciudades. Mara aprovechará ese tiempo para visitar a su padre, es la primera vez que está quedando con alguien y todo sucede con tanta naturalidad. Carlos es un tipo con la cabeza muy bien amueblada, a diferencia de todos los locos necesitados de terapia —como ella en realidad— con los que suele salir. Si tiene algún problema lo habla, además de contar bastante con ella para todo. No puede decir que se sienta en una nube, o que experimente la misma pasión que algún día sintió con Jaime, pero Mara comienza a entender que a veces más que fuego, lo que algunas personas necesitan es un poco más de tierra, para poner los pies sobre ella y caminar sin dar saltos para evitar las brasas. Carlos le aporta ese tipo de tranquilidad, y pese a que no suscite en ella un flechazo repleto de fuegos artificiales, le incita a seguir quedando con él y conocerlo mejor.

Giro de guionWhere stories live. Discover now