Me colé en una fiesta

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Me colé en una fiesta


Cuando se organiza una fiesta no se hace con la pretensión egoísta de pasárselo bien, sino pensando en el disfrute de los invitados. Dedicarse enteramente a los demás no solo marca la diferencia entre un buen anfitrión y un chapucero sin talento, sino también entre un guateque que apenas dará algunas fotos salvables para Instagram y el evento del año. Ana siempre ha tenido muy claro que sus fiestas no son una diversión, son un trabajo a tiempo completo. Debe asegurarse de que todo esté perfecto, que nada se salga de lo planeado, por ello se dedica en cuerpo y alma a satisfacer las necesidades de sus invitados.

Tras hacerse fotos con los fans que han tenido la fortuna de poder asistir a uno de los mayores eventos que tendrán lugar en lo que queda de año, Ana se ha pasado por las dos cabinas de DJs, la que está en la zona cubierta y la de la terraza. En la sala de abajo la música es de un electrónico más chill out, mientras que arriba reina la fiesta con los éxitos más actuales. Dos salas completamente acondicionas para las necesidades recreativas de los asistentes. El catering también está cumpliendo su función y se ha alegrado mucho de haber pedido bebida de más, porque al final casi todos son una pandilla de alcohólicos que no paran de empinar el codo.

Es bastante difícil ser el centro de todo, hasta el cortador de jamón quiere una foto con ella, a veces le gustaría poder multiplicarse para poder atender como se merecen a todas las personas que quieren disfrutar de su compañía. Pero no puede, qué complicado es estar en su pellejo.

—Tía, esta ginebra es un poco caspa.

Ana se voltea, Aurora tiene una botella de Gordon's en la mano. Ana ha estado tan ocupada recibiendo a los invitados que apenas ha podido hablar con sus amigas, pensaba que estaban en el piso de arriba, al aire libre fumando, así que la presencia de Aurora en la planta de abajo la deja desconcertada.

—El camarero me ha dicho que no tiene Gin Mare.

—La botella de Gin Mare vale treinta pavos —enarca una ceja.

—Bueno pero aquí está la jet de la society, ¿no? —Aurora chasquea la lengua—. Qué poco chic, tía.

—No voy a gastarme treinta pavos por botella para que esa panda de youtubers sacados de frikilandia lo mezclen con Fanta de limón —le quita la de Gordon's—. Y esto se vuelve a la barra, que es para todos.

—Ahora no te pongas comunista tía que no te pega nada —se queja Aurora. Evidentemente ya va medio borracha, es típico de ella ser la primera en abrazar la ebriedad.

—¿Dónde están las demás? —Pregunta Ana, si puede darse un respiro le gustaría pasar a saludarlas y fumarse un piti, de verdad que necesita el descanso.

—No sé tía —Aurora hace un intento bastante lamentable por quitarle la botella, pero Ana se la esconde en la espalda. Su amiga frunce el ceño, al cabo se resigna, chasqueando la lengua—. Mara anda por ahí depresiva perdida, creo que esta noche vomita.

—¿Por el subnormal ese?

—Sí, yo que sé, al final se lo folló —se encoge de hombros—. Y bueno, Pili está intentando huir de su legión de fans con Paula, así que andan perdidas por ahí. Dame la botella, va.

—Aurora, no quiero que te metas nada esta noche, ¿entendido?

—Ni que yo fuese una drogadicta, tía.

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