CAPÍTULO 9

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Aelric subió el cuello de su abrigo al poner pie en tierra. El aire era frio y el cielo amenazaba con comenzar a dejar caer la nieve. Cruzó el tramo de aeropuerto que le separaba del coche que le estaba esperando. El chofer bajó en cuanto le vio acercarse para abrirle la puerta de atrás.

-Buenos días, señor Baum.

-Buenos días Frank. ¿Has tenido un buen vuelo?

-Sí, señor, gracias. Llegaremos a la hora prevista.

Frank había sido su chofer particular desde que tenía uso de razón, y siempre se trasladaba a los lugares en que tenía que viajar unas horas antes para organizar su transporte. Su padre lo había contratado cuando había comenzado a ayudarle en la empresa, y desde entonces era parte del personal fijo de la casa.

Aelric se sentó en el coche, y dejo su maletín en el suelo, mientras se quitaba los guantes y volvía a conectar su teléfono. Vio que tenía una llamada perdida de su oficina. Pulsó rellamada e inmediatamente fue atendido por Thrisa.

-¿Señor Baum?

-Si, Thrisa. ¿Qué ocurre?

-Es sobre un asunto del departamento financiero, le paso con Ian.

Aelric esperó mientras la línea pasaba a otra extensión.

-¿Aelric?

-Sí, soy yo Ian. ¿Qué ocurre?

-Necesito que me firmen una remesa, que debería de entregar hoy mismo, pero contigo fuera se suponía que tendría que hacerlo tu hermano, pero tampoco ha venido hoy. Es más, Thrisa ha dicho que ha recibido una llamada suya diciendo que no vendría hoy a la oficina.

Aelric se quedó sorprendido durante unos momentos, pero inmediatamente volvió a la conversación.

-Dile a Thrisa que le localice, y si él no puede ir a la oficina a firmar, que algún mensajero se encargue de llevárselos a donde él diga.

-Bien. Siento haber tenido que molestarte.

-Es tu trabajo, y eso es lo que se espera de ti ¿no?

-¿Qué te moleste? -le escuchó reír al otro lado del teléfono- ¿has tenido buen viaje?

-Sí, gracias, -Ian era además de su empleado y abogado de confianza, un buen amigo. - espero volver hoy mismo.

-Bien, te dejo, que tengas un buen viaje de regreso.

-Gracias, Ian.

Aelric colgó y marcó inmediatamente el número de su hermano.

-¿Aelric?

-Sí, soy yo. ¿Qué pasa Kalen? ¿Por qué no has ido hoy a la oficina?

Aelric escuchó a través del auricular como Kalen soltaba el aire por la boca, como si estuviera preocupado por algo.

-Ha ocurrido algo, Aelric.

-¿Vera? -le preguntó alarmado casi saltando del asiento del coche.

-No, tranquilízate. Nadie ha resultado herido ni dañado.

-¡Dímelo, Kalen, de una vez!

-Han entrado en su piso mientras Arwen dormía allí.

-¡Dios mío! ¿Cómo está ella? ¿Le hicieron algo? ¿Los han detenido?

-¿Te vas a tranquilizar y dejarme que te explique?

-Sí, perdona, no te interrumpiré más. -Aelric sintió que el corazón le bombeaba en los oídos.

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