CAPÍTULO 17

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Aelric no había aparecido por su habitación en toda la noche, y Vera tenía tanta prisa por salir de aquella casa, que había recogido sus cosas y las de la niña la noche antes, después de haber discutido con él.

Sigrid no había insistido en que se quedara, y eso había sido un alivio para ella, se había limitado a ayudarla a hacer el equipaje de Enya sin hacerle el más mínimo reproche. La relación con la niña les había hecho más cercanas, y ahora que comenzaba a conocerla, Vera se daba cuenta de que podrían llegar a ser grandes amigas.

Dado que Aelric había insistido en que se instalara en su dormitorio cuando llegaron, Vera sentía que estaba invadiendo su intimidad, y después de que ellos hubieran discutido y él se marchara enfadado, necesitaba salir de allí, para dejarle libre su propio espacio.

Ella tampoco había dormido, y después de comprobar que Enya estaba bien, se había pasado la noche dando vueltas por el dormitorio, y pensando en la manera de terminar con el chantaje al que estaban siendo sometidos.

Estaba mirando como amanecía por la ventana del dormitorio, cuando escuchó un golpe en la puerta. Al principio, el corazón le dio un vuelco, pensando que podía ser Aelric y temiendo un nuevo enfrentamiento entre ellos, que no estaba segura de poder soportar. Pero en seguida se dio cuenta de que no podía ser él, Aelric habría entrado directamente.

Sin decir una palabra, se acercó a la puerta y la abrió, esperando encontrarse con Sigrid o con su hermana Arwen, pero se sorprendió al ver a Kalen allí.

—Tu hermano no está aquí. –le respondió sin dejarle saludar.

—Lo sé. –Kalen no parecía muy tranquilo. — No he venido a hablar con él.

—Pasa. –le indicó Vera haciéndose a un lado y abriendo completamente la puerta.

Kalen dio unos pasos al frente y se detuvo, esperando a que cerrara la puerta y se volviera hacia él.

—Tenía que hablar contigo a solas antes de que os marchéis.

—¿Ha ocurrido algo más?

—No, Vera. Bueno... no al menos sobre ese tema.

—Kalen empiezas a preocuparme, ¿puedes decirme de una vez que es lo que te preocupa?

Kalen se apartó el flequillo de la frente con ambas manos, y Vera empezaba a sospechar que hacía bien en preocuparse.

—En primer lugar, quiero que sepas que no estoy de acuerdo con que os marchéis, y no por los mismos motivos que Aelric. –Vera se cruzó de brazos y le dio una mirada desafiante que él ignoró. — Como responsable de vuestra seguridad, sé que es mucho más fácil para todos manteos a salvo en esta casa. Ahora, tendremos que repartir los focos de atención, y como comprenderás, eso va a resultar mucho más complicado.

—Escúchame Kalen, —Vera dejó caer los brazos, así como su actitud desafiante. Sabía que él tenía razón, y el hecho de que estuviera diciéndoselo en privado y no delante de su hermano, le hacía sentir más respeto por él. — lo sé, pero también sabes que tengo que alejarme. He pasado la noche en vela repasando todo una y otra vez, y he recordado que ibas a tratar de inculpar a los socios que asistieron.

—Así es. Lo haré en cuanto encuentre las pruebas necesarias.

—Creo que mi declaración podía ser determinante en ello, y quiero que sepas que estoy dispuesta a acusarles.

Kalen, la miró en silencio sopesando lo que había dicho, sabía que aquello era peligroso para ella y que a su hermano no le iba a gustar lo más mínimo. Pero como agente, también sabía que no podían desperdiciar una oportunidad como aquella, y cualquier cosa que pudieran conseguir para luchar contra ellos les vendría bien.

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