CAPÍTULO 11

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Kalen había firmado los cheques de la empresa que Ian le había llevado. Le había informado de que tal vez estuviera ausente el día entero y le pidió que le mantuviera al tanto de cualquier cosa importante que necesitara de su atención, mientras Aelric regresaba de su viaje.

Ian recogió las carpetas y le aseguró que así lo haría antes de salir de la biblioteca

Le pareció escuchar unas voces en la entrada y Kalen salió de la biblioteca para encontrarse con Aelric y una preciosa mujer. Aelric, llevaba en brazos a una niña dormida, y la mujer tenía unos rasgos bastante parecidos a Arwen, sobre todo, se fijó en sus ojos grises.

—¡Kalen! – le saludó su hermano apoyando su barbilla sobre la cabeza de la niña. — Espero no haberte causado demasiadas complicaciones. He visto salir a Ian.

—No te preocupes, Aelric. La empresa no me ha dado una sola complicación, pero hay algo de lo que tenemos que hablar inmediatamente.

Aelric vio cómo su hermano llevaba su mirada desde Vera hasta el mismo, y supo que la había reconocido.

—Kalen, esta es Vera. Y Vera, este es mi hermano Kalen.

—Encantado.

—Igualmente. –le respondió ella apretando su mano enguantada, hecho que no pasó desapercibido para Vera, pero no hizo ningún comentario.

—¿Te parece bien que hablemos en la biblioteca? – Aelric asintió y los tres, entraron con Aelric sosteniendo a la niña.

—Bueno, tú dirás. –le dijo Aelric permaneciendo en pie mientras su hermano y Vera tomaban asiento en los sillones frente a la chimenea.

Kalen, aunque sutilmente, decidió ir al grano.

—Quiero que sepáis que Arwen está aquí.

—¿Mi hermana? – le preguntó Vera alarmada mientras miraba de uno a otro de los hermanos.

Aelric no había querido preocuparla durante el viaje con la noticia, y esperó a que Kalen les explicara lo ocurrido.

Como si la hubieran convocado, Arwen apareció en la puerta de la biblioteca, y apoyándose en el quicio, llamó a su hermana completamente sorprendida.

—¿Vera? ¡Has vuelto!

Las dos corrieron para abrazarse, apretándose una contra otra, y conteniendo la emoción a duras penas.

—¿Estás bien? –le preguntó separándose de ella y tomándola por los brazos.

La expresión de Arwen cambió de inmediato, y miró en dirección a Kalen, como preguntándole hasta qué punto debería de contestar a su hermana. Kalen la miró en silencio, y cuando volvió a mirar a Aerlric, vio que su sobrina se erguía al despertarse en sus brazos, frotándose los ojos con su puño.

—¿Tía Arwen? –le preguntó al verla con los ojos todavía somnolientos.

Se acercó a la niña y la tomó es sus brazos sin parar de besarla en las mejillas.

—¿Cómo está mi princesita?

Todos se dieron cuenta de que Arwen estaba disimulando delante de la niña. Kalen pulsó el botón de llamada del servicio, y a los pocos minutos, una chica tan joven como Arwen apareció en la puerta, vestida con un uniforme.

—¿Ha llamado Sr. Baum? –preguntó la chica mirando a Aelric. Este hizo una indicación con su cabeza hacia su hermano, pero este ya estaba contestándole.

—He sido yo, Alice. Por favor, acompaña a la señorita Arwen y a su sobrina hasta la habitación que habéis preparado para la niña y asegúrate de que tienen todo lo que necesiten.

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