CAPÍTULO 19

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Aelric se ajustó el nudo de su corbata delante del espejo. El color oscuro de la misma combinaba a la perfección con su traje gris marengo y su camisa blanca. Era el mismo traje que llevaba la primera vez que estuvo con Vera. Aquel recuerdo, especial para él hasta ahora, le hizo tragar como si con ello pudiera borrar el sabor amargo que ahora le dejaba.

Se pasó la mano por los lados de su cabeza comprobando que ni un solo pelo se escapara de sus sienes repeinadas. Lo había engominado ligeramente para darle un aspecto formal. Había preparado hasta el último detalle de aquella reunión con su hermano y con Ian, pero no se había atrevido a preguntar por Vera. Tampoco le había confesado a su hermano que estaba decidido a hacer lo que fuera necesario para sacarla de las garras del Club y que su principal objetivo no era la seguridad de la empresa o la reputación de su familia, sino evitar que ella trabajara para ellos de nuevo o llegaran a hacerle daño de alguna forma.

Alguien golpeó la puerta de su dormitorio en ese momento.

—Adelante. –caminó decidido hacia la puerta cuando esta se abrió y Kalen apareció delante de él.

—¿Estás listo?

—Veo que tú también. –Aelric no añadió que era la primera vez que veía a su hermano vestido con traje desde que había regresado.

—Ian ya está bajo, solo falta Sigrid.

—Bien. –su hermano parecía a punto de añadir algo más, pero viendo que no hablaba, le preguntó. –¿Ocurre algo?

—No, bueno, el caso es que le he pedido a Arwen que venga a quedarse en la casa hasta que su hermana o la niña regresen. Me parece más fácil mantener su seguridad.

Aelric sonrió levemente.

—No tienes que darme explicaciones. Esta también es tu casa, y puedes tomar tus propias decisiones, además te agradezco que te ocupes de Arwen, no me perdonaría si llegara a ocurrirle algo.

Kalen asintió agradecido de que su hermano lo comprendiera y lo aceptara sin hacer ningún comentario.

—He colocado una pequeña cámara en la solapa de Ian.

—¿De Ian? –Aelric rio por lo bajo imaginándose lo que le debería de haber parecido a su amigo.

—Sí, he pensado que es más fácil que bajen la guardia a su alrededor que al nuestro.

—Estoy de acuerdo. Supongo que a estas alturas también sospecharán que podamos espiarlos. Ian es la mejor opción.

—Recuerda que él se encargará de cualquier decisión que afecte a permisos o leyes, y tú solo tienes que hacer lo que mejor haces.

—¿Y eso sería? –le preguntó Aelric volviendo a sonreír.

—Tomar las decisiones que creas más oportunas para la empresa, diplomáticamente.

—Gracias por tu confianza, haré lo que pueda. –le respondió haciendo una ligera reverencia inclinando su cabeza mientras se recolocaba el nudo de la corbata.

—Yo me dedicaré a procurar que todos podamos regresar de allí sin que nos maten antes.

Aelric se acercó a su hermano y le colocó una mano sobre el hombro.

—Gracias por todo lo que estás haciendo. Aunque no sea un experto en seguridad, veo que tú lo eres, y puedo ver lo difícil que resulta tu trabajo.

—Para algo tenía que servir, ¿no?

—Kalen –le llamó su hermano por su nombre en un tono que sonaba a reproche.

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