Capítulo 9

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La cena está lista prácticamente a la vez que el padre de los Vázquez llega a casa. Comparten cuatro cordialidades sobre la mesa antes de fundirse en una conversación tremendamente aburrida y adulta sobre alquileres y mudanzas con Agoney.

- Raoul – dice Nerea cuando han vuelto a sus posiciones en la habitación. - ¿No vas a acabar la película con nosotros?

Raoul se gira para observar cómo Agoney consigue quitarle la camiseta y ponerle el pijama sin problema alguno, a pesar del poco interés que muestra la niña, quien parece estar interesada únicamente en la película.

- No, cariño, tengo que acabar unas cosas.

Unas cosas, piensa. Demasiadas. Ha empezado a sentir la ansiedad crecer por su cuerpo nada más acabar la cena, consciente del poco tiempo del que dispone para todo lo que necesita hacer antes de dormir.

- ¿Ni un poquito?

Agoney continúa vistiendo a Nerea mientras mira sin reparo a Raoul recorrer una mano ansiosa por su pelo.

- Hoy no... Pero Agoney la va a ver contigo, ¿verdad?

- Verdad.

- ¿Quieres que esperemos a que acabes las cosas? – se frota los ojos con el dorso de la mano y Raoul sabe que le falta poco para dormir.

Se levanta de su silla y se acerca a ambos cuerpos. Agoney se retira lo suficiente para dejar que Raoul abrace a la niña.

- Me encantaría dormirme como siempre nos dormimos, ¿sabes? Pero hoy no voy a poder...

- ¿Estás triste?

Raoul no duda ni un segundo en mirar a Agoney. Para su sorpresa, la misma pregunta parece estar escrita en su rostro. Le abruma que se la pueda incluso plantear. No quiere que se la plantee.

- No, cielo. Estoy... nervioso. Y cansado.

A Agoney se le encoge el corazón. Siente el impulso de atraerlo a su pecho crecer más y más, pero no cree que sea el mejor momento, no cuando, claramente, no se encuentra del todo bien. Su piel está pálida, sus ojos, de nuevo, tristes. Háblame, chico, te voy a escuchar.

- ¿No vas a dormir?

- Claro que sí – interviene Agoney, aliviando el peso en el pecho de Raoul. – Pero más tarde. Ahora vamos a dormirnos tú y yo, y después viene él también.

Nerea les mira poco confiada, pero parece acabar creyéndoselo, así que se deja besar por Raoul a modo de despedida y se mete bajo las mantas de su cama. Raoul la observa y Agoney acaba de doblar su ropa.

Raoul coge a Agoney por el antebrazo, llamando su atención.

- ¿Te quedas hasta que se duerma?

- Tranquilo – le asegura.

A Raoul le encantaría decir que el consejo de Agoney ha causado efecto y que se siente tranquilo, pero la verdad es que siente la mano invisible apretar su garganta y reducir su capacidad para respirar. Como siempre, los sudores y el frío se apoderan de él, negándose a perderse la fiesta del año. Pasa las manos con desesperación por el cabello unas cuantas veces, el pelo ya adaptado al paso de sus dedos.

Han pasado dos horas y las ha aprovechado como si se trataran de dos minutos. ¿Dónde se ha quedado su capacidad de concentración? Siente que pierde los nervios, que empieza a caer en una espiral que no le aporta cosas buenas. Siente que cae, que grita para que alguien le lance una cuerda, pero también siente miedo de que alguien le escuche y le pregunte.

LAGOM: not too little, not too much. Just right. (Ragoney)Where stories live. Discover now